Birmania aguarda con enorme expectativa la visita de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, en los próximos días, y espera tener “relaciones regulares” con Washington, dijo Shwe Mann, vocero de la cámara baja del Parlamento.

“No hay relaciones de regularidad entre Estados Unidos y Birmania. En verdad, deseamos tener relaciones regulares”, dijo a la prensa el vocero y el ex militar, considerado uno de los hombres más poderosos del régimen.

El pasado viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había anunciado la visita de Clinton, quien debería llegar el próximo miércoles en la primera visita de ese nivel al país asiático en medio siglo.

Obama había admitido ver “destellos de algunos progresos” en Birmania y saludó las “medidas importantes” adoptadas por el presidente Thein Sein, en especial la apertura de un diálogo con la oposición.

“Estamos felices con la visita de la secretaria de Estado Clinton, que para nosotros es muy importante”, dijo Mann.

“La vía está abierta para una mejora de las relaciones entre Birmania y Estados Unidos para el futuro. Creo que la visita será positiva no solamente para los dos gobiernos, sino para los pueblos de los dos países”, añadió.

Ya en 2009 Obama había pedido a Clinton examinar la posibilidad de rever la estrategia de aislamiento de Birmania bajo la influencia de la junta militar entonces gobernante.

Washington habría admitido la ineficacia de las sanciones adoptadas a fines de la década de 1990, y estaría dispuesto a un diálogo con el régimen.

El viaje de Clinton ocurre en momentos en que se perciben señales de algunos cambios en Birmania, un país que languideció bajo regímenes militares por décadas, hasta que una elección el año pasado condujo a un gobierno que al menos nominalmente es de carácter civil.

La nueva administración sorprendió a observadores con iniciativas como el diálogo con líderes opositores como Aung San Suu Kyi, aprobación de una ley que reconoce el derecho de trabajadores a la huelga, y la liberación de unos 200 prisioneros políticos.

No obstante, el propio presidente Thein Sein es un ex militar, y su gobierno continúa bajo control castrense.