Las autoridades de Rio de Janeiro confirmaron que la madrugada del domingo comenzará una gran operación policial para ocupar Rocinha, la mayor favela de Brasil, en poder del narcotráfico por tres décadas, generando gran expectativa entre sus habitantes.

A partir de las 05:00 locales (04:00 en Chile) los accesos a la gigantesca barrida ubicada en el corazón de los barrios ricos de la ciudad serán cerrados por efectivos del batallón de choque de la Policía Militar, apoyados por 18 blindados de la Marina brasileña y dos helicópteros.

“Estamos preparados para ocupar. Si no hay confrontación, no vamos para el confrontación, pero si hay, vamos a ocupar. Nunca se sabe lo que el bandido va a hace. Estamos listos para lo que tenga que pasar”, aseguró el secretario de Seguridad del estado de Rio, José Mariano Beltrame.

La vecina Vidigal, vecina a Rocinha, también será ocupada en una operación simultánea que en total ocupará a unos 2.000 policías. El Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) vigilará la espesa floresta que divide a ambas comunidades y que los traficantes podrían usar para intentar escapar.

Las autoridades, que ordenaron además el cierre del espacio aéreo, estiman que unos 200 narcos aún están dentro de Rocinha.

Desde el viernes, funcionarios policiales fuertemente armados se desplegaron en los accesos de la populosa barriada y, con fotos de sospechosos en mano, revisaron cada vehículo -público o particular- que entraba y salía de la zona.

Cuatro personas fueron presas, dos de ellas portando granadas, municiones y radio transmisores. “Aún queda mucho bandido allí dentro y es posible que aún haya guerra a pesar de la captura de (alias) Nem”, comentó una vecina del barrio que pidió el anonimato, en relación a la detención del jefe del narcotráfico en Rocinha, Antonio Francisco Bonfim Lopes.

Nem fue arrestado la madrugada del jueves, cuando huía de la favela escondido en el portaequipajes de un auto, al igual que varios de sus cómplices y un puñado de policías corruptos que los protegían.

Es la primera vez que los jefes del narcotrafico son presos antes de la toma de la favela. “Pero eso no cambia nada”, aseguró Beltrame. “Con Nem o sin Nem seguimos adelante con nuestro proyecto de las UPPs”, las Unidades de Policía Pacificadora, cuerpo creado para velar por el no retorno del narco.

La toma de Rocinha, la decimonovena que reconquista la policía de manos de los narcotraficantes, recuerda la mega operación policial-militar desplegada en noviembre de 2010 para arrebatar el control de las favelas del Complexo do Alemao, donde viven unas 400.000 personas. Las ocupación se produjo tras varios días de enfrentamientos que dejaron 37 muertos.

En la víspera de la ocupación, las autoridades confiscaron ocho motocicletas del año, estacionadas en un lujoso condominio en el barrio de Gavea, vecino a Rocinha, que serían utilizadas por los narcos para huir.

La Policía Militar aprovechó además para cercar la favela de Vila Vintém, dominada por la misma banda de Nem y principal destino de los traficantes de Rocinha. Ocho sospechosos fueron capturados y dos murieron en enfrentamientos.

Del total, seis eran de Rocinha, incluyendo las víctimas y el “gerente” del narco en un rentable sector de la favela, Jurandir Silva Santos o Parazinho, considerado el número 3 en la escala de mando.

El narcotráfico controlaba Rocinha desde hace 30 años por lo que la operación genera gran expectativa entre los vecinos de esta populosa favela.

“Se comenta que Nem pidió que todos los comercios cierren el fin de semana porque podía haber guerra”, añadió la misma vecina. “En el morro nadie sabe qué va a pasar pero creo que todo va a mejorar”, dijo por su parte un comerciante de la zona.

“Preferiría quedarme en casa, pero si el patrón me pide para ir a trabajar tendré que ir. La mayoría se quedará en casa”, dijo por su parte María Teixeira, que trabaja en una venta de alimentos.

Las autoridades del estado de Rio, uno de los más violentos de Brasil, iniciaron en 2008 una carrera contrarreloj para pacificar los barrios pobres de la ciudad controlados por narcotraficantes y milicias paramilitares antes del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

Más de 1,5 millones de personas viven en unas mil favelas en Rio, o sea cerca de un tercio de la población total.