Los militantes sirios partidarios de la democracia se movilizaron una vez más el viernes para expresar su rechazo al régimen de Bachar al Asad, acusado por Human Rights Watch (HRW) de “crímenes contra la humanidad”, en una jornada en que la represión dejó 14 muertos.

En El Cairo, Egipto, un comité ministerial árabe debía reunirse después de constatar la violación por parte de Damasco de sus compromisos de poner fin a la violencia.

Esta reunión debe ser seguida el sábado por otra, ampliada al conjunto de los ministros árabes de Relaciones Exteriores.

El 2 de noviembre, el gobierno sirio había aceptado un plan de la Liga árabe para salir de la crisis que establecía el fin de la violencia, la liberación de los detenidos, la retirada del ejército de las ciudades y la libre circulación de los medios informativos, antes del inicio de un diálogo nacional.

Pero la represión que, según la ONU, ha dejado más de 3.500 muertos desde el comienzo de las protestas a mediados de marzo, no ha disminuído.

El representante de Siria ante la Liga Árabe, Yussef Ahmed, declaró que el viernes en la mañana había presentado un memorando al secretariado de la Liga.

En dicho texto, el régimen sirio se declara dispuesto a recibir una delegación de la organización panárabe para que pueda “evaluar el compromiso de Damasco para aplicar el plan” árabe y “aclarar las razones de ciertas partes al interior y al extranjero que actúan para hacer fracasar la hoja de ruta árabe”, según la agencia oficial SANA.

Este viernes, una vez más los militantes pro democracia llamaron a los sirios a desfilar a la salida de las mezquitas, con la consigna para esta semana: “Pedimos la suspensión de la adhesión de Siria a la Liga Árabe”.

En Damasco, manifestantes criticaron al Comité Nacional por el Cambio Democrático (CNCD), un movimiento de oposición que rechaza toda idea de intervención militar extranjera en Siria, según un video en el sitio web Youtube.

Las fuerzas de seguridad dispersaron manifestaciones en varios barrios de Homs, en Deir Ezzor (este), Idleb, Deraa, Hama (centro), Qamichli (noreste) y en la provincia de Damasco, según el Observatorio sirio de los derechos humanos (OSDH).

En total, 14 personas fueron muertas en el país, según la OSDH: 7 civiles y un desertor perecieron en diversos barrios de Homs (centro), un civil murió en Ariha, cerca de Idleb (noroeste), y otros 5, entre los cuales un niño de 13 años, murieron en la región de Deraa (sur).

“El recurso sistemático a los abusos contra los civiles en Homs, por parte de la fuerzas gubernamentales sirias, incluyendo la tortura y las ejecuciones arbitrarias, muestra que se han cometido crímenes contra la humanidad”, denunció Human Right Watch en un informe publicado en Nueva York.

Estas “violaciones ha matado al menos a 587 civiles” en Homs entre mediados de abril y fines de agosto, y al menos a otros 104 desde el 2 de noviembre, fecha del acuerdo dado por Al Asad al plan árabe, anuncia el informe de HRW fundado sobre testimonios.

Paralelamente, los militantes de los derechos humanos señalaron un aumento de las deserciones de soldados del ejército regular, que han formado una fuerza de oposición armada y dispuesta a combatir.

La OSDH, con sede en el Reino Unido, evocó varios enfrentamientos entre soldados y presuntos desertores el jueves, los que habrían dejado “decenas de muertos y heridos entre los soldados” cerca de Idleb y Deir Ezzor, como en Harasta, cerca de Damasco.

En Moscú, un portavoz del iglesia Ortodoxa anunció que el patriarca ortodoxo ruso, Kiril, viajará al Líbano y a Siria para una “misión de paz” entre el sábado y el martes.

Según el Financial Times, las sanciones impuestas por la Unión Europea a Damasco comienzan a tener consecuencias: por falta de liquidez, Siria dejó de pagar a las compañías Shell y Total por su producción de petróleo en el país.