Los niños autistas tienen muchas más neuronas y presentan un cerebro más pesado que los que no sufren este síndrome de origen desconocido, según un estudio publicado el martes en el Journal of the American Medical Association (JAMA).

El estudio preliminar, basado en unos pocos análisis post-mortem a los cerebros de niños autistas, sugiere que la anomalía en la zona prefrontal del cerebro podría tener su origen en el útero, afirmaron los investigadores estadounidenses autores del trabajo.

Los científicos examinaron los cerebros de siete niños autistas, de edades entre los 2 y los 16 años, la mayoría de los cuales murieron ahogados. La causa de muerte del mayor de los sujetos no pudo ser identificada mientras que uno de los de ocho años falleció a causa de un cáncer en los músculos.

Al comparar sus cerebros con los de un grupo de control sin autismo que murió en accidentes de tráfico, encontraron que los de los autistas tenían 67% más de neuronas en el córtex prefrontal y pesaban 17,7% más pesados que lo que es normal para su edad.

“Debido a que las neuronas corticales no se generan tras el nacimiento, este aumento patológico en el número de neuronas en los niños autistas indica causas prenatales”, señala el estudio.

El córtex prefrontal es donde se aloja el lenguaje y la comunicación, al igual que los comportamientos como el ánimo, la atención y las habilidades sociales. Habitualmente, los niños autistas tienen problemas en estas áreas.

Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar esta relación y para determinar si y cómo las diferencias en el cerebro pueden ser vinculadas a la severidad de algunos de los síntomas del autismo.

“Los factores que normalmente organizan al cerebro parecen estar desconectados”, afirmaron en un editorial adjunto Janet Lainhart, de la Universidad de Utah, y Nicholas Lange, de la facultad de Medicina y Salud Pública de Harvard

“Debido a que las neuronas en todas las zonas del cerebro excepto el bulbo olfatorio y el hipocampo se generan antes de nacimiento, estos descubrimientos se suman a la creciente evidencia biológica de que la neuropatología del desarrollo del autismo comienza antes del nacimiento, en algunos, y posiblemente en todos, los casos”, añadieron.

Estudio previos habían sugerido que los signos clínicos del autismo tienden a converger con un periodo de crecimiento anormal de la cabeza y del cerebro que comienza a ser evidente entre los nueve y los 18 meses, según el artículo.

El autismo incluye un amplio espectro de diferencias en el desarrollo, desde la dificultad para las relaciones sociales hasta la incapacidad para comunicarse, la ejecución de movimientos repetitivos, extrema sensibilidad a ciertas luces y sonidos y problemas de comportamiento.