La toma de la sede del Congreso Nacional en Santiago generó polémica por el uso de la violencia en el movimiento estudiantil y por la violencia con que puede responder el Estado.

Este tipo de situaciones llevan a pensar en qué entendemos por violencia y desobediencia civil. Qué entendemos por situaciones como la discriminación, La Polar, los intereses económicos particulares, los falsos exonerados, la mentira de la igualdad de oportunidades…

Otra arista que se desprende de esta acción de los manifestantes, es la representatividad y legitimidad de los parlamentarios, quienes se supone son los representantes del pueblo.

El aguante ante tanto abuso no da para más y eso es violento. Los que tuvieron la oportunidad de terminar con ello, poco y nada hicieron.

El comentario es de Nibaldo Mosciatti: