Estimados Bío-Bío Chile:

Durante esta mañana asistí con temor a la Universidad Católica de la Santísima Concepción tras la toma que se produjo ayer lunes por parte de encapuchados.

Digo “asistí con temor” porque el ambiente en el campus es tenso y corre el rumor entre los alumnos de que en cualquier momento se tomarán la Universidad, estando o no en clases y ya en una ocasión mis clases fueron interrumpidas a garabatos por alumnos que protestaban al interior del campus.

Al caminar a mis clases me di cuenta del deplorable estado en el que quedaron los edificios de la Universidad, rayados en todas sus paredes y además con destrozos en vidrios y puertas.

Ingresé al edificio San Francisco de Sales y vi la falta de una puerta además de rayados en todas sus paredes solicitando que los alumnos busquen información independiente, tratándolos de “periodistas fachos” o frases como “no me pidas paz, en medio de la guerra”.

Antes pasé por fuera de la Facultad de Medicina de la UCSC escuchando como sacaban y sacaban vidrios del edificio, además de notar como estaban limpiando la Facultad después de la toma, tuve clases cerca de este sector y desde mi sala escuché por 1 hora el resonar de los vidrios, además de gente protestando al interior del campus.

Confieso que hoy me dio vergüenza ser parte de los alumnos de la UCSC, porque si bien no todos queremos toma, a todos nos meten en el mismo saco cuando se trata de culpar a quién realizó los destrozos.

Sinceramente, concuerdo con muchos de los puntos de este movimiento, como buscar una educación gratuita y por sobre todo de calidad, pero estos hechos son una gran muestra de la mala educación que muchos recibieron desde sus casas, donde seguramente sus padres no los dejaron rayar a su antojo y destruir lo que tenían al frente.

Soy parte de una Universidad que sí terminó el 1º semestre a tiempo y con alumnos que sí quieren estar en clases y continuar con el 2º semestre, pero cuyo propósito se ve truncado por unos pocos que lo impiden y es algo que es verdad y que si se vive en el campus San Andrés de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

El alumno que envió la columna pidió reserva de su identidad por temor a represalias.