Los manifestantes contra el corporativismo en Wall Street lanzan el miércoles una nueva movilización, apoyada por algunos sindicatos y con la que esperan mantener la atención pública, tras la detención de 700 personas en una marcha el fin de semana.

La movilización está programada para el miércoles a las 16H30 locales (20H30 GMT) e irá desde la Alcaldía de Nueva York hasta Liberty Plaza, en el sur de Manhattan y donde los manifestantes han instalado su campamento desde el pasado 17 de septiembre, indicó el martes el sito internet “Occupy Wall Street”.

“Marchemos hacia Wall Street para recibir a quienes protestan y mostrar la cara de los neoyorquinos golpeados con dureza por la avaricia corporativista”, instan los activistas al anunciar la movilización.

Según el sitio internet, la marcha cuenta con el apoyo de sindicatos como la Federación Unida de Maestros, Trabajadores Unidos y Trabajadores del Transporte o PSC-CUNY United, que representa a más de 20.000 profesores y empleados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

La nueva movilización tiene lugar cuatro días después de la detención de 700 manifestantes el sábado por el bloqueo durante un par de horas del tradicional puente de Brooklyn, en el sur de Manhattan y no lejos de Wall Street.

La protesta contra el corporativismo de Wall Street ha entrado en su tercera semana sin desinflarse e incluso extendiéndose a otras ciudades de Estados Unidos, como Boston, Chicago y Los Angeles, en el marco de un movimiento que parece cercano a la revuelta de los “indignados” en España.

La convocatoria para “ocupar Wall Street” fue lanzada por la organización anticonsumista Adbusters y otros grupos de izquierda a través de internet, y ha atraído a movimientos anarquistas, ecologistas, socialistas, ONGs de defensa de los derechos humanos, así como presencias individuales de veteranos de guerra, profesores universitarios, estudiantes.

Las razones para manifestarse son muy diferentes: el rechazo a la continuidad de las prácticas corporativistas en Wall Street a pesar de la crisis de 2008, los recortes en el presupuesto federal estadounidense en áreas como la educación, la brutalidad policial, el calentamiento climático, etc.