Las personas que acuden estos días a las fiestas de San Fermín de Pamplona, pero no se ven con fuerzas para participar en uno de sus famosos encierros y correr delante de una manada de toros, pueden ahora probar esta sensación de manera virtual.

Los visitantes del Museo del Encierro de Pamplona pueden correr en una cinta deslizante mientras llevan unas gafas especiales por las que pueden ver unas imágenes generadas por ordenador, que les hacen sentir como si estuvieran corriendo en un auténtico encierro.

“Es el único simulador del mundo para correr los encierros de San Fermín”, dice una de las fundadoras del museo, Paula Díaz.

“Hay mucha gente que quiere correr el encierro y por miedo u otras razones, no lo hace. Queremos dar la oportunidad de ver como sería”, añadió.

El heredero de la Corona española, el príncipe Felipe de Borbón, y su esposa, la princesa Letizia, se pusieron las gafas en la feria internacional del turismo (FITUR) en Madrid el pasado año, pero prefirieron no correr en la cinta.

“Ha sido un ‘hit’ en todos los sitios adonde lo llevamos”, dijo Díaz, precisando que el aparato utiliza 15.000 fotos de encierros para generar las imágenes en las gafas.

El museo de 2.500 metros cuadrados también ofrece un documental en 3D de 16 minutos de las fiestas de San Fermín, que incluye imágenes de encierro.

El Museo del Encierro ha recibido cerca de 11.000 visitantes desde que abrió sus puertas el primero de julio de 2010.

Los encierros, los más famosos de España, tienen lugar diariamente del 7 al 14 de julio, durante las fiestas de San Fermín, que atrae a miles de personas a Pamplona.

En total, 43 personas han sido atendidas por distintas heridas durante los ocho encierros de este año, la mayoría por contusiones, magulladuras y cortes por caídas durante las carreras.

Tres personas resultaron heridas este jueves, última jornada de estas fiestas, que echarán el cierre por la noche cuando los mozos entonen el “pobre de mí”.

La última muerte ocurrida en estos encierros tuvo lugar hace dos años cuando un toro empitonó a un joven español de 27 años, destrozándole el cuello, el corazón y los pulmones.