River Plate, el club argentino más exitoso de la historia en el ámbito local, y dueño de un riquísimo palmarés con decenas de ídolos y leyendas a lo largo de su centenaria trayectoria, sufrió el golpe más duro este domingo al caer a segunda división por primera vez.

River cayó hundido tras empatar 1-1 ante el modesto Belgrano de Córdoba que lo había doblegado 2-0 en la serie de ida por la permanencia.

Fundado el 25 de mayo de 1901 en el barrio de La Boca, en la zona sur de Buenos Aires, River compartió la cuna con Boca Juniors, el otro club más popular de Argentina, aunque con el tiempo se distanciaría de ese lugar y surgiría una creciente y visceral rivalidad con los auriazules.

Hasta 1923, River tuvo su sede en la dársena sur de esa zona portuaria, repleta por entonces de inmigrantes, pero decidió luego mudarse a una zona mucho más elegante del norte de la ciudad.

El apodo de ‘millonario’, con el que se conoce al club, surgió en 1932, en los albores del profesionalismo en Argentina, cuando River compró los pases de Carlos Peucelle y Bernabé Ferreyra, en una cifra por entonces elevadísima.

En mayo de 1938 inauguró el estadio Monumental, que recién terminó de construirse cuarenta años después, en ocasión de ser sede del Mundial de Argentina-1978, y que actualmente es el escenario oficial de los encuentros internacionales del seleccionado albiceleste.

A mediados de la década de 1940, River creció con muchos títulos y una formación con una delantera contundente y lujosa, que entró en la historia con el mote de ‘la Máquina’, conformada por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Juan Carlos Lousteau.

Con el paso de los años, Labruna se convertiría en el máximo símbolo riverplatense, con una foja de veinte temporadas como jugador, todas en River, y un récord de 293 goles en 514 partidos disputados, con lo que se convertiría en el máximo artillero histórico del club.

En los 50, River brilló con cinco campeonatos, y equipos de notable rendimiento que incluían la aparición de dos figuras de la cantera con un paso fugaz, ya que pronto emigrarían a España e Italia: Alfredo Di Stéfano y Enrique Omar Sívori.

Sin embargo, a partir de 1957, River ingresaría en un extenso período de sequía, ya que por años no pudo ganar un título, en una serie negra que generaría el despectivo mote de ‘gallinas’, acentuado con la derrota ante el uruguayo Peñarol en la final de la Copa Libertadores-1966, en Chile, cuando perdió 4-2 después de ir ganando 2-0.

Aquel período ausente de títulos concluyó en 1975, ya con el regreso del mítico Labruna como entrenador y artífice de otro plantel repleto de figuras, entre ellos Ubaldo Fillol, Daniel Passarella, Juan José López, Reinaldo Merlo, Norberto Alonso, Leopoldo Luque y un joven Ramón Díaz.

De todos modos, el costado flaco de aquel ciclo serían las frustraciones en el plano internacional, pues River participaba casi todos los años en la Copa Libertadores, pero recién pudo conquistarla en 1986, año en el que también alzó la Copa Intercontinental, al ganarle al rumano Steaua Bucarest, en Japón, con gol del uruguayo Antonio Alzamendi.

El último gran éxito sería la obtención de la Libertadores-1996, la segunda y última de su historia, ya con Ramón Díaz “otro símbolo del club- como DT, y con el talentoso uruguayo Enzo Francescoli como figura emblemática, un éxito que por esas paradojas del destino se produjo exactamente un 26 de junio, quince años antes del día en el que le tocó descender.

Otros destacados nombres que llenaron de prestigio a River fueron el arquero Amadeo Carrizo, Mario Kempes, Oscar Ruggeri, Hernán Crespo, Ariel ‘Burrito’ Ortega, el chileno Marcelo Salas, y los colombianos Juan Pablo Angel y Radamel Falcao García.