La lista de hombres poderosos cuyas carreras fueron ensombrecidas por un escándalo sexual es demasiado larga para presentarla, pero incluye, por ejemplo, al ex presidente estadounidense Bill Clinton, el ex presidente israelí Moshe Katsav y a la estrella del golf Tiger Woods.

El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, se aunó a la plétora de hombres que, estando en la cúspide del poder y en el climax de sus carreras, afrontaron la ruina a causa de un escándalo sexual.

Muchos de ellos lograron esquivar los cargos que se les imputaban. Por su parte, el francés Strauss-Kahn asegura que todas las acusaciones de agresión sexual que presentó en su contra la mucama de un hotel neoyorquino son falsas.

Sin embargo, la experta en patología sexual Sharon O’Hara acotó que existen innumerables casos de hombres con un implacable apetito sexual, cuyas vidas fueron arruinadas por esta pulsión.

“Tratamos a muchas personalidades de Hollywood, quienes (con este problema) tienen frecuentemente la impresión de atravesar un túnel”, dijo O’Hara, que ha tratado a adictos sexuales durante 20 años y advirtió que esta compulsión puede resultar en actos criminales.

“Se trata de una cualidad sicópata: Se hace lo que yo quiero, cuando yo quiero, pues soy muy poderoso”, explicó la experta, directora clínica del Sexual Recovery Institute (SRI) en Los Ángeles. “Siempre se trata de poder”, agregó.

La relación entre el sexo y el poder se puso de manifiesto este martes cuando el héroe de películas de acción y ex gobernador del estado de California (suroeste de EEUU) Arnold Schwarzenegger admitió haber concebido un hijo con una de sus empleadas.

Esto provocó que se rompiera el matrimonio de Schwarzenegger y Maria Shriver -integrante de la familia Kennedy-, que duraba desde hace 25 años.

O’Hara precisó que los adictos al sexo y los agresores sexuales son grupos patológicos distintos, cuyos comportamientos disfuncionales pueden coincidir.

Por su parte, el experto Robert Weiss opinó que los hombres en el súmmum del poder son particularmente adeptos a este tipo de comportamiento. Incluso escribió un libro sobre este síndrome que se titula “Por qué los hombres en el poder pasan al acto” (“Why Men in Power Act Out).

“Si bien funcionan a niveles intelectuales muy altos, una sensación de invulnerabilidad combinada con poca precaución y una constante presión por el éxito pueden dejarlos emocionalmente vulnerables al grado de socavar los logros que han conseguido con tanto esfuerzo”, dijo.

“La adicción al sexo ha afectado a alguna de las personalidades más notables de la televisión, la política y el entretenimiento”, agregó, dando como ejemplos al ex presidente Clinton y al golfista Woods.

La imagen de Clinton fue ensombrecida por el escándalo que generó la relación sexual que tuvo con una pasante en la Casa Blanca, mientras que el matrimonio de Woods se rompió el año pasado tras admitir varios adulterios.

Los expertos acotaron que es raro que un político vaya a la cárcel por crímenes sexuales, ya sea porque la mayoría de ellos se abstiene de continuar con el comportamiento criminal o porque sus víctimas no presentan cargos.

Sin embargo, la excepción a la regla es el ex presidente israelí Moshe Katsav, sentenciado en marzo a siete años de cárcel por violación, acto cometido mientras ejercía como ministro, a fines de los años 90.

Las opiniones en cuanto a la adicción sexual no son unánimes, incluso entre los profesionales de la salud mental. La Asociación Psiquiátrica Estadounidense no reconoce formalmente la adicción al sexo como un desorden mental.