A una semana del terremoto y tsunami de Japón, las autoridades niponas elevaron el nivel de alerta de su central nuclear de Fukushima de 4 a 5, en una escala de siete puntos de gravedad atómica.

En tanto, la empresa a cargo de la planta logró restablecer la electricidad en la planta, lo que podría permitir enfriar los reactores afectados.

Esto se logró luego de que ingenieros japoneses plantearon enterrar la central como una forma de evitar una catástrofe de mayor impacto.

Con un minuto de silencio, los japones recordaron a las víctimas del terremoto y tsunami de 9 grados en escala richter, que hace siete días devastó al noreste de esa nación.

Sesenta segundos en los que intentaron buscar aliento, en un escenario marcado por el número de muertos y desaparecidos que ya supera los 17 mil y por la emergencia nuclear, que está lejos de ser superada.

De acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía Atómica, la situación de la central nuclear de Fukushima es muy grave, pese al control que se ha logrado en tres reactores averiados.

Por esto, las autoridades japonesas decidieron elevar de cuatro a cinco el nivel de gravedad del accidente nuclear de la central de Fukushima, en una escala de siete puntos de peligro internacional de ese tipo de accidentes.

Lo positivo de la última jornada, es que la empresa japonesa Tepco, a cargo de las centrales nucleares afectadas, logró suministrar electricidad para poder poner en marcha los generadores, que podrían ser enfriados.

Mientras, los ingenieros japoneses ya barajan la opción de enterrar la planta, para evitar una fuga de radiación y evitar una catástrofe nuclear, tal como se hizo para sellar las filtraciones desde Chernobyl, en 1986.

En otra arista de la crisis, el gobierno japonés descartó que exista riesgo de radiación fuera de los 30 km. de la zona de exclusión alrededor de la planta.

Un habitante de Tokio, indicó que en la ciudadanía exsite mucha incredulidad con resepcto a lo que dicen las autoridades.

A una semana del destructivo terremoto, algunos servicios comienzan a reestablecer su funcionamiento de manera lenta.

El aeropuerto de Sendai, que se vio muy dañado, abrió sus pistas para aviones de emergencia y helicópteros. Igual como lo hicieron puertos, carreteras, el tren bala que reanudó parte de su recorrido.

Sin embargo, el gran problema sigue siendo la falta de combustible que ha complicado la distribución de ayuda humanitaria y la cremación de cuerpos, lo que tiene a los japonesas en un laberinto del que esperan salir pronto.