Dos cárceles federales estadounidenses han albergado en los últimos tres años unidades especiales con una cantidad desproporcionada de reclusos musulmanes, cuyas comunicaciones con el exterior están estrictamente controladas.

Imagen Archivo | Wikimedia Commons

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Estas unidades son conocidas como “Guantanamo North” (Guantánamo del Norte), en referencia al centro de detención estadounidense en una base en la isla de Cuba, donde permanecen detenidos sospechosos de terrorismo.

Las ‘Unidades de Manejo de Comunicación’ (CMU, por sus siglas en inglés) fueron inauguradas en secreto en 2007 en el seno de las cárceles de máxima seguridad de Terre Haute (Indiana, noreste) y Marion (Illinois, norte) y hoy 71 prisioneros están detenidos en ellas, informó la Oficina Federal de Cárceles (BOP) a la AFP.

La cadena de radio pública estadounidense NPR difundió recientemente los nombres, nacionalidades y motivos por los cuales fueron encarcelados 86 de los más de 100 reclusos que pasaron por estas unidades, información que no dio nunca el BOP.

NPR descubrió que una cantidad de detenidos, hallados culpables de ataques terroristas, convivían con defensores de la supremacía blanca y criminales corrientes.

Las CMU fueron diseñadas para limitar el contacto de algunos presos con el exterior, para impedirles que organicen crímenes o ajusten cuentas desde las celdas, acosando a sus víctimas o realizando proselitismo susceptible de convertirse en radicalización religiosa.

El objetivo es “garantizar un funcionamiento seguro y ordenado de las instalaciones de la BOP y proteger al público”, señaló la oficina en documentos a los que accedió la AFP.

Pero mientras los musulmanes representan el 6% del total de la población carcelaria, en las CMU, a veces “entre 65% y 72% de la población es musulmana”, dijo Alexis Agathocleous, abogado del Centro para los Derechos Constitucionales.

“Es 10 veces más que la proporción general. Obviamente despierta inquietudes acerca del perfil religioso”, dijo.

Agathocleous defiende a cinco detenidos y ex detenidos en CMU, quienes iniciaron un juicio porque se los encerró en unidades “aisladas del mundo exterior”.

Dijo que algunos de sus clientes nunca fueron acusados de actos terroristas, ni cometieron infracciones disciplinarias, ni rompieron reglas de comunicación en las otras cárceles en las que estaban detenidos.

Su denuncia afirma que, de los 17 primeros prisioneros transferidos a la unidad de Terre Haute, 15 eran musulmanes.

“La población creció rápidamente. En marzo de 2007, los detenidos de las CMU informaron que eran 48 prisioneros en Terre Haute, de los cuales 37 era musulmanes”.

“En los últimos años, debido al interés de los medios por las denuncias de los musulmanes, se transfirió a las CMU una mayor cantidad de no musulmanes. Guardias de estas unidades se han referido a tales prisioneros no musulmanes como puntos de ‘equilibradores’”.

Cuando se le preguntó sobre la proporción de musulmanes entre los detenidos de las CMU, la portavoz de la oficina de cárceles Tracy Billingsley dijo que no podía dar una cifra de algo que considera “irrelevante”.

“No son colocados en las CMU por su religión, sino por una necesidad de vigilar sus comunicaciones”, declaró.

Además de musulmanes, Agathocleous señaló que había “una variedad de personas con creencias políticas poco comunes que eran enviadas a las CMU”.

Añadió que uno de sus clientes era un ecologista que exige que se respeten los derechos de los detenidos. Otros aparentemente fueron transferidos a las unidades como forma de castigo, como un ex preso que pasó por una CMU después de haber presentado una queja contra el sistema penitenciario.

Organizaciones de derechos civiles también criticaron el secretismo que envuelve la creación de estas unidades especiales, y las restricciones severas sobre visitas y llamadas telefónicas sin motivos, ni posibilidad de recurrir a ello.