La organización de la Copa de Asia de fútbol por Qatar, considerada por muchos como un ensayo general de cara a los preparativos del Mundial-2022, atribuido en diciembre a este pequeño país del Golfo Pérsico, fue un éxito y refuerza la confianza internacional en sus capacidades.

“Siempre he pensado que Qatar podía organizar un muy buen, un excepcional Mundial”, declaró Mohamad Bin Hammam, presidente de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC).

“Para mí, esta Copa de Asia ha supuesto la ocasión de mostrar a los escépticos lo que podíamos hacer. Ha sido un evento extremadamente bien organizado por Qatar”, añadió. Bin Hammam, de nacionalidad qatarí, fue uno de los actores clave en el proceso de atribución del Mundial-2022 a su país.

El éxito de esta cita no es una sorpresa, ya que el emirato había organizado de manera muy satisfactoria otro gran evento, los Juegos Asiáticos de 2006. El país ha invertido mucho dinero en esta competición y los estadios de la Copa de Asia fueron modernos y todo funcionó a la perfección.

Los jugadores también elogiaron el torneo preparado por los qataríes, como el capitán de Australia, Lucas Neill.

“Las instalaciones han sido de un alto nivel, la organización funcionó. Estoy seguro de que (los qataríes) van a preparar un Mundial sorprendente dentro de once años”, dijo.

Una muestra de ‘fair play’, ya que Australia aspiraba a organizar ese Mundial-2022 y fue una de las grandes derrotadas de la elección.

“He hablado con los organizadores. Tienen ideas y sueños para ese Mundial. Si hacen realidad la mitad, ya será algo excepcional”, añadió Neill.

La única sombra en una organización impecable vino por parte del hecho de que la mayoría de los partidos tuvieron lugar con muy poco público. Sólo 2.000 espectadores siguieron el Japón-Arabia Saudí de la fase de grupos y 4.000 el encuentro entre chinos y uzbekos. Pocos de ellos eran hinchas locales.

Los organizadores trataron de remediar este problema llevando a las semifinales a miles de escolares, para asistir en directo a las victorias de Australia sobre Uzbekistán y de Japón ante Corea del Sur. Pero no ha sido posible disimular la falta de fervor popular en Qatar.

Uno de los puntos positivos fue el clima, con unas buenas temperaturas de unos 20-22 grados centígrados, ideales para la práctica del fútbol, lo que alimentaría seguramente el debate abierto sobre si el Mundial-2022 debe disputarse en el verano local o trasladarse al invierno.

Ante la posibilidad de encontrarse con temperaturas cercanas a los 50 grados, el presidente de la Federación Internacional, Joseph Blatter, ya se ha mostrado partidario de jugarlo en invierno, aunque la decisión tiene que tomarla Qatar y trasladarse al Comité Ejecutivo de la FIFA.

La cuestión provoca controversia y Bin Hammam ha insistido en mantener Qatar-2022 bajo el formato tradicional, con junio-julio como fechas de disputa y sin que se disputen partidos en otros países del Golfo Pérsico, como se había venido especulando.