Los productores agrícolas iniciaron este lunes un paro de una semana en el comercio de soja y cereales en Argentina, la mayor fuente de ingresos del país sudamericano, en reclamo de la liberalización total de las exportaciones del trigo y un “precio justo” por el grano.

Las cuatro mayores entidades rurales realizan el paro a diez meses de las elecciones generales, luego de una extendida protesta en 2008 por un aumento de impuestos a las exportaciones de soja, la principal riqueza del país, que le causó al oficialismo una dura derrota en las legislativas del año siguiente.

Argentina, una de las potencias en producción de alimentos, es el tercer exportador mundial de soja, el segundo de maíz y el cuarto de trigo.

Los productores consideran insuficiente la ampliación del cupo a las exportaciones de trigo anunciada por el gobierno la semana pasada, que pasó de tres millones a siete millones de toneladas, una cifra equivalente a la mitad del total de la cosecha prevista para el cereal, la mayor de los últimos años.

Además piden un “precio justo” para 30.000 pequeños productores de trigo al señalar que estos deberían vender la tonelada a 900 pesos (USD 225), pero los grandes molinos productores de harina y los exportadores se la compran a 650 o 700 pesos (USD 175).

Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria Argentina, que nuclea a los productores más pequeños, dijo que están denunciando “la transferencia de recursos por acción del gobierno nacional, popular y progresista, del bolsillo de los medianos y pequeños productores a las multinacionales de exportación”.

En cambio, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, dijo no entender “el sentido de la protesta” porque “el cese de comercialización perjudica al productor que necesita vender” sus granos y señaló que los agricultores tuvieron “una alta rentabilidad”.

Las cuatro entidades organizadoras de la protesta desestimaron que el paro afecte el abasto interno de trigo para la elaboración del pan, el alimento más popular de Argentina.