Los precios del petróleo terminaron en neta baja este martes en Nueva York, con el barril de referencia cediendo 1,45 dólares a 78,86 dólares.

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Ésto, afectados por la caída de la confianza de los consumidores estadounidenses, luego de cinco sesiones consecutivas en alza.

En el New York Mercantile Exchange (Nymex), el barril de West Texas Intermediate (designación del “light sweet crude” negociado en EEUU) para entrega en abril, en su primer día de cotización, terminó en 78,86 dólares, en baja de 1,45 dólares en relación al lunes.

“El mercado del petróleo retrocede por la misma razón que el mercado bursátil”, explicó Ellis Eckland, analista independiente, en alusión a la caída registrada en febrero por el índice de confianza de los consumidores en Estados Unidos publicado por el instituto Conference Board, netamente mayor que la prevista.

Este indicador sumado al descenso del optimismo de los industriales en Alemania, socavó la confianza de los inversores en la recuperación e impulsó al dólar al alza.

El optimismo sobre las perspectivas de la economía mundial había llevado el lunes al barril de WTI a superar la barrera de los 80 dólares por primera vez desde el 12 de enero, luego de cinco sesiones consecutivas de incremento, al término de las cuales logró un aumento de más de 8%.

Ante los temores de las familias sobre el incremento del desempleo, los inversores dudan sobre las perspectivas de la demanda.

“Los precios del petróleo no tenían ninguna razón para subir de esta manera”, observó Mike Fitzpatrick, de MF Global.

Según Phil Flynn, de PFG Best Research, el alza a más de 80 dólares el barril para entrega en marzo, en su último día de cotización, obedecía más a una cuestión de honor, ya que el incremento se registró casi “en la indiferencia”.

La publicación del informe semanal sobre reservas petroleras en Estados Unidos el miércoles, actualizará la relación oferta-demanda.

Los analistas interrogados por la agencia Dow Jones Newswires esperan un nuevo incremento de los stocks de crudo, de 1,9 millones de barriles, así como un alza de las reservas de gasolina, de 500.000 barriles. Por el contrario, los stocks de productos destilados, entre ellos el combustible para calefacción, se habrían reducido en 1,2 millones de barriles.