China rechazó el jueves las acusaciones del presidente estadounidense Barack Obama, que urgió al país asiático a dejar de sostener “artificialmente” la baja cotización del yuan, en una nueva polémica entre las dos grandes potencias.

“Las acusaciones y presiones injustas no ayudarán a resolver la cuestión”, afirmó el portavoz de la cancillería china, Ma Zhaoxu, al responder a una pregunta sobre las declaraciones de Obama.

Obama dijo el miércoles que Estados Unidos será “mucho más firme en la aplicación de las reglas existentes” en materia comercial con China.

También se refirió a la cuestión de la tasa cambiaria del yuan, que los socios comerciales de China consideran está infravalorado, lo cual abarata, y por eso favorece, a las exportaciones chinas.

“Uno de los desafíos que debemos tratar en el plano internacional es el de la cotización de las monedas y cómo ajustarlas para lograr que los precios de nuestros bienes no se inflen artificialmente y que los precios de sus bienes no se reduzcan artificialmente”, dijo Obama.

Ante esta ofensiva, el portavoz chino respondió que “la tasa cambiaria del renminbi (denominación oficial del yuan) nunca ha sido la causa principal del déficit norteamericano”.

“Esperamos que la parte estadounidense considere (el asunto) bajo un ángulo claro y objetivo”, agregó.

China quiere seguir controlando su política cambiaria y se niega a sacrificar su crecimiento para satisfacer a sus socios comerciales.

Desde la llegada de la crisis financiera y la consiguiente caída de sus exportaciones, China insiste en la importancia de un “yuan estable” tanto para su economía como para la economía mundial, recordando su papel motor en la reactivación.

Pekín ancló de facto el yuan al dólar a mediados de 2008, a pesar de que su tasa cambiaria debería ser calculada según una canasta de divisas y fluctuar en forma diaria en una franja delimitada.

Los analistas esperan una apreciación gradual y controlada del yuan durante el actual año.

A pesar de una caída de más del 34% anual, el excedente comercial de China alcanzó en 2009 los 196.000 millones de dólares.

Este excedente molesta a sus socios comerciales, así como la falta de apertura de ciertos mercados chinos (finanzas, servicios) y la multiplicación de procedimientos antidumping.

En ese sentido, Obama afirmó que su gobierno mantendrá “la presión sobre China y otros países para que abran sus mercados de manera recíproca”.

Las declaraciones de Obama tienen lugar en un contexto de creciente tensión bilateral, tras el anuncio de que Estados Unidos venderá armas a Taiwán -la isla nacionalista considerada por China comunista como una de sus provincias- y de que el mandatario estadounidense recibirá al Dalai Lama, el líder del budismo tibetano, acusado de “separatista” por Pekín.