Vecinos y trabajadores de la central termoeléctrica Bocamina de Coronel (Región del Bío-Bío), acusan una permanente sensación de inseguridad cada vez que se producen manifestaciones de quienes reclaman erradicaciones. En la última ocasión 2 guardias casi son quemados y la oficina de una empresa contratista fue saqueada.

De partida, la central termoeléctrica Bocamina de Endesa, no quiere referirse al tema e impide que lo hagan sus empresas contratistas.

Ayer, de madrugada, personas fuera de los planes de erradicación -porque no se inscribieron a tiempo- atacaron los accesos de la empresa.

Derribaron panderetas, entraron a una oficina para sustraer 2 computadores y hasta se llevaron bicicletas de trabajadores en turno. Además, arrojaron un neumático encendido a una garita y 2 guardias arrancaron para no quemarse o recibir golpes de los manifestantes, entre los cuales habría varios dedicados solamente al vandalismo. Lumpen. Así lo describieron Raúl Carrillo, trabajador de la central.

Otros trabajadores aseveraron que a toda hora caen esferas de acero o trozos de pernos que la empresa desecha.

Son lanzados con honda desde los cerros aledaños y cualquier día herirán de gravedad a alguien, según indica Irma Jiménez, vecina de la población Haroldo Figueroa.

Mientras las empresas eléctricas revisan el anteproyecto de la norma de emisión para centrales termoelécricas, que impulsa la Conama, se conoció que las unidades más antiguas del parque en base a carbón serían las más complicadas.

Entre ellas, figura Bocamina 1 de Endesa, que data de 1970 y excede ampliamente los 3 parámetros fijados por Conama, alcanzando en el material particulado el nivel más alto de todas las unidades.

Expertos indican que esto implicará una inversión mayor para este tipo de centrales, si la norma se aprueba como está planteada.