El jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, deberá permanecer hospitalizado hasta el miércoles tras ser agredido el domingo por un desequilibrado, quien se excusó este lunes públicamente en una carta.

Berlusconi, de 73 años, permanecerá en el hospital milanés de San Raffaele al menos otras 36 horas, informó su médico personal, Alberto Zangrillo, quien considera que las heridas del paciente son más delicadas de lo que parecían inicialmente.

Imagen: Repubblica.it

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El agresor, Massimo Tartaglia, de 42 años, quien desde hace 10 años se somete a tratamiento psiquiátrico, se encuentra detenido en una celda aislada de la cárcel de Milán y será juzgado por “heridas graves premeditadas”.

En una carta, divulgada por sus abogados, Tartaglia pidió disculpas a Berlusconi por “el acto superficial, ruin y desconsiderado” y precisa que “actuó solo” y que “no milita en ninguna organización política”.

Tartaglia empleó como arma una reproducción de la catedral gótica de Milán, que lanzó contra Berlusconi alcanzándolo en el rostro, tras un mitin celebrado en la plaza central, donde se encuentra el célebre templo.

Berlusconi recibió numerosas manifestaciones de solidaridad de los principales líderes políticos nacionales así como del papa Benedicto XVI, de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, del primer ministro británico, Gordon Brown, del presidente francés, Nicolas Sarkozy y del primer ministro ruso, Vladimir Putin, entre otros.

La agresión, a pesar de haber sido cometida por un desequilibrado, desató revuelo en la clase política y según el diario La Repubblica (izquierda) ilustra “la grave degradación del clima político” en Italia.

“Es el resultado del odio que se ha fomentado” en el país, declaró Paolo Bonaiuti, portavoz de Berlusconi.

“Violencia constitucional”, tituló por su parte Il Giornale (derecha), el diario de la familia Berlusconi, que acusó a “algunos” líderes políticos de ser los “autores morales” del gesto violento, en una alusión al ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro, actual líder del partido de oposición Italia de los Valores y enemigo histórico del magnate de las comunicaciones.

Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, no hubo falla alguna en el sistema de seguridad y descartó que se hubiera tratado de una deficiencia de los guardaespaldas.

“Todo el mundo se debe sentir responsable”, estimó por su parte Rosy Bindi, dirigente del Partido Democrático (PD), principal organización de la oposición de izquierda.

El clima político está bajo creciente tensión después de un juicio por corrupción contra Berlusconi así como por los escándalos sexuales y las acusaciones de un mafioso arrepentido de complicidad con Cosa Nostra.

Berlusconi, que se siente víctima de un “complot” montado por la izquierda, lanzó la semana pasada dardos envenenados contra los jueces “politizados” y la prensa, acusados de sembrar “odio”, “envidia”, “mentiras” y “calumnias”.

El jefe de gobierno prometió además cambiar la Constitución y llegó a poner en cuestión el prestigio del Presidente de la República y de la Corte Constitucional.