El presidente electo Porfirio Lobo “está en la mejor posición” para resolver la crisis aún vigente en Honduras, afirmó el viernes el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en una reunión en que la organización mostró su profunda división frente al tema.

Lobo, ganador de las elecciones del domingo, está “en la mejor posición para iniciar esa restauración” de la democracia en Honduras, dijo Insulza, durante una reunión extraordinaria del Consejo Permanente sobre Honduras.

Insulza dejó en claro rápidamente que la Organización de Estados Americanos (OEA) no alcanzará un punto común sobre el reconocimiento del gobierno surgido de las elecciones en Honduras, país que fue suspendido de la organización tras el golpe de Estado que derrocó y exilió al presidente Manuel Zelaya.

“Las diferencias (de los países) son efectivas y no pueden ser resueltas aquí: reconocer o no a otro gobierno como legítimo es prerrogativa de todo gobierno soberano y cada uno de nuestros estados tomará libremente su decisión al respecto”, dijo Insulza.

Insulza auguró que “no habrá obstáculos internos a la toma de posesión” el de Lobo el 27 de enero. “Es esa la realidad con que debemos contar y frente a ella deberán pronunciarse los países miembros”, destacó.

La OEA no tiene una opinión sobre las elecciones porque rehusó enviar una misión de observación, dijo Insulza.

Mientras, la votación el miércoles del Congreso en contra del retorno de Zelaya, “fue una simple repetición del libreto del 28 de junio con los mismos protagonistas”, dijo Insulza en alusión a la fecha del golpe de Estado.

Estos acontecimientos “no han servido para sanar la crisis de la democracia en Honduras”, remarcó.

“Ello requerirá de otros pasos, cuya velocidad dependerá fundamentalmente de la voluntad efectiva del nuevo gobierno a alcanzar la reconciliación nacional”, dijo.

Lobo -agregó- debe cesar “la persecución” de Zelaya, apartarse de los autores del golpe, respetar los derechos humanos y convocar “a las fuerzas públicas a un gran acuerdo nacional” para devolver al país a la democracia.

Aún no están dadas las condiciones para que Honduras vuelva al seno de la OEA, destacó.

Los representantes de los 33 miembros activos de la OEA hicieron apasionadas intervenciones, que denotaron la división entre los países, con un grupo encabezado por Estados Unidos, que reconoce las elecciones, y otro que las rechaza, integrado principalmente por los pertenecientes al ALBA y al Mercosur.

“Los desarrollos recientes en Honduras nos dan esperanzas de que la crisis aguda haya llegado a su fin (…) y esperamos que la OEA comparta nuestro optimismo cauteloso”, expresó la nueva representante de Estados Unidos, Carmen Lomellin, que hizo su debut en esta reunión.

Además, Colombia, Panamá y Costa Rica han mostrado abiertamente su disposición a reconocer el nuevo gobierno de Lobo. En la acera contraria están Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Uruguay, entre otros.

“Reiteramos la legitimidad exclusiva de Manuel Zelaya y negamos reconocer al régimen que surgió de la ruptura del orden democrático”, dijo el representante de Brasil, Ruy Casaes.

“Nada ha cambiado, por eso es capcioso que algunos gobiernos hayan reconocido los resultados” de las “fraudulentas elecciones”, secundó el venezolano Roy Chaderton.

Casi todos los países coincidieron en pedir el cese del hostigamiento a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se refugia desde hace más de dos meses Zelaya.

En la reunión del consejo estuvo presenta la canciller de Zelaya, Patricia Rodas, quien pidió a la OEA que “el abono” para “un nuevo árbol que ha de nacer en Honduras” no sean “los cadáveres de aquellos que han sido asesinados producto del golpe de estado”.

Al poner fin a las discusiones que se prolongaron por dos horas y media, el presidente del Consejo Permanente, el colombiano Luis Hoyos, resumió: “Quedan claras las diferencias de los Estados”.