El segundo día de entrenamientos en la Medialuna Monumental de Rancagua estuvo marcado por el nulo diálogo entre la primera raqueta de nuestro país, Paul Capdeville y el capitán del equipo chileno de Copa Davis, Hans Gildemeister.

Las instrucciones del mandamás fueron impartidas a través del entrenador de Capdeville, el español Juan Viloca, que ofició de “intérprete” ante la nula atención que prestaba el tenista ante las órdenes impartidas por el “Biónico”.

A tal punto llega el impasse del camarín chileno que en un momento del entrenamiento, ante la insistencia del diálogo de Hildemeister, el tenista dio vuelta su espalda, haciendo oídos sordos de las indicaciones del Coach.

Pero si el clima previo a este encuentro ya se torna prácticamente irrespirable (ayer Massú mostró su absoluto disgusto en el contacto con la prensa ante las preguntas sobre la ausencia de Fernando González), el público tampoco hace sentir su apoyo hacia este duelo, ya que de las 12.000 entradas disponibles, tan sólo se han expendido 1.000, en un claro síntoma del poco interés del pueblo rancagüino en este duelo.

Vale la pena recordar que el vencedor de esta serie permanecerá en el grupo mundial del camino a la Ensaladera de Plata, mientras que el perdedor sólo podrá disputar la zona correspondiente a su continente.