El pasado 14 de marzo, a través de un documento la Armada y Sernapesca autorizaron a empresas pesqueras al vertimiento de 9.000 toneladas de salmones descompuestos en alta mar.

Aparte de las ya autorizadas a inicio de ese mes como AquaChile S.A., Aguas Claras S.A., Granja Marina Tornagaleones y Trusal S.A., se sumó también Productos del Mar Ventisqueros y Australis Mar, en la jurisdicción marítima de Puerto Montt.

Según Sernapesca, la operación se hizo dentro de las normas correspondientes y esto se gatilló por la mortalidad de salmones, por la afloración de microalgas nocivas como Chattonella sp. y Leptocylindrus.

Esta mortalidad masiva comenzó entre el 21 y el 27 de enero, y desde el 22 de febrero la microalga Chattonella sp. tuvo una afloración explosiva, afectando a 45 centros de cultivos. La mortalidad fue retirada el 24 de marzo.

Más del 50%, dijo la autoridad, se destinó a plantas reductoras, más de un 30% a vertederos y fue cerca de un 13% las que fueron vertidas al mar.

Desde Sernapesca sostienen que en la zona donde se realizó la operación no existen áreas marinas ni áreas silvestres protegidas, y tampoco se desarrollan actividades de pesca extractiva.

Asimismo, la zona en cuestión está lo suficientemente alejada de la costa, fuera de la plataforma continental a unas 80 millas náuticas al oeste del Faro Corona, y cuenta con una profundidad aproximada de 3.600 metros.

Según indica el organismo, el punto de vertimiento se encuentra en el talud continental y muy cercano a la fosa, y las condiciones de profundidad de ese sector hacen que el material que se deposita sedimente rápidamente hacia aguas más profundas. Este efecto físico disminuye la probabilidad de que aguas superficiales arrastren parte de esa materia orgánica hacia la costa.

Esa es la respuesta oficial de Sernapesca a los cuestionamientos respecto a que existe un efecto producto del vertimiento.

Revisa a continuación el documento que autorizó el vertimiento de las 9 mil toneladas de salmones descompuestos en alta mar.

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