Mientras que la tasa de suicidios femeninos se ha mantenido relativamente estable durante los últimos años, la de hombres se encuentra en su punto más alto desde el año 2001.

Según el profesor Rory O´Connor, presidente de la Academia Internacional de Investigación del Suicidio, al periódico español El País, en 2013 se registraron más de 6 mil 200 suicidios sólo en el Reino Unido.

La publicación señala que casi ocho de cada diez suicidios son masculinos, cifra que lleva más de treinta años en aumento. Curiosamente, en 2013 la causa más probable de muerte para un hombre (entre 20 y 49 años) no eran los asaltos, ni accidentes de tránsito, ni drogas, ni un ataque al corazón, sino que el suicidio.

Factores de riesgo

Algunos de los principales factores que aumentan el riesgo de suicidio son la impulsividad, la melancolía obsesiva, los niveles bajos de serotonina o la falta de dotes sociales.

A pesar de esto, al profesor O´Conor advierte que la mayoría de los depresivos no se suicidan. “Menos del 5% lo hacen. Así que la enfermedad mental no lo explica. Para mí, la decisión de suicidarse es un fenómeno psicológico. Aquí, en el laboratorio, lo que pretendemos es entender la psicología de la mente suicida”, señaló.

El profesor hace alusión al Laboratorio de Investigación de Conductas Suicidas, en donde trabajan con personas que intentaron cometer suicidio, estudiando sus casos dentro de las 24 horas posteriores al intento además de un seguimiento posterior.

Después de varios años de experiencia, el experto descubrió una de las razones que podría ayudar a entender por qué los hombres tienden a suicidarse en mayor grado que las mujeres. El fenómeno es conocido como “Perfeccionismo social”

El valor de los roles

De acuerdo al profesional, el concepto tiene relación con aquella visión idealizada que los varones suelen tener sobre lo que deben proyectar hacia los demás. Un buen trabajo, con un gran sueldo, pueden ser priorizados por otros aspectos como una buena relación con los hijos.

“No se trata de lo que uno espera de sí mismo”, sostiene O’Connor, “sino de lo que cree que piensan los demás. Que ha decepcionado a otros, que ha fracasado como padre, como hermano, o lo que sea”

De esta manera, cuando una persona es perfeccionista social, suele identificarse con ciertos roles y responsabilidades que cree tener en la vida.

Pero esto puede ser dañino, ya que lo que se está haciendo es priorizar los juicios imaginados de los demás por sobre los de uno mismo.

“No tiene nada que ver con lo que la gente piensa realmente acerca de uno,” indica, “sino con lo que uno cree que ellos esperan. Lo verdaderamente problemático es que esto está siempre fuera de tu control”

El primer estudio de O´Connor respecto al tema lo llevó a cabo en 2003, cuando estudió a 22 personas que habían intentado quitarse la vida. Se les realizó un cuestionario de quince preguntas en las que se buscó conocer sus impresiones respecto a frases como: “El éxito está en trabajar todavía más para complacer a los demás’, o ‘la gente no espera de mí menos que la perfección”

Asevera que la relación entre perfeccionismo social y tendencias suicidas se presenta “tanto entre los desfavorecidos como entre los ricos”

ARCHIVO | Greg Baker | AFP

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Preocupante situación en Asia

Lo que ocurre en relación al suicidio en Asia es alarmante. Un ejemplo que grafica de buena manera lo que sucede en este continente, es Corea del Sur, país que durante el año 2012 registró una tasa de 38.2 suicidios de hombres por cada 100 mil habitantes, mientras que en el caso de las mujeres fue de 18.0

Según el profesor Uichol Kim, psicólogo social de la Universidad Inha de Corea del Sur, la razón de estos elevados indices en el país asiático se debe al rápido paso de la pobreza rural coreana a la opulencia urbana.

Es por esto que en la actualidad los jóvenes viven bajo un ambiente sumamente competitivo, razón por la que quienes no logran cumlir con sus objetivos, caen en una profunda depresión.

“Ahora uno se define según su estatus, su poder o su riqueza”, comentó el académico.

A esto se debe sumar otros factores relacionados, como la estricta exigencia impuesta a la sociedad -de los países que integran la OCDE, Corea del Sur es el que tiene el horario laboral más prolongado- lo que a su vez hace que muchos de los jóvenes “fracasen” en sus estudios o trabajos.

En búsqueda del perfeccionismo

Volviendo al “perfeccionismo social”, se ha señalado que quienes lo padecen tienen expectativas demasiado altas sobre sí mismos. Esto provoca que su autoestima dependa de su capacidad para mantener su nivel de éxito, lo que no siempre se cumple.

Cuando llega el momento de enfrentar un fracaso, no saben como reaccionar.

Un aspecto interesante en torno al tema, lo aporta el profesor Brian Little de la Universidad de Cambridge, quién sostiene que existen diferencias entre individuos de altos cargos directivos de diferente género.

“Ellos (los hombres) están principalmente motivados para el avance, centrados en ir abriendo paso. Las mujeres se preocupan más por el clima organizativo, por cómo conectan con el resto. Creo que esto puede extrapolarse a facetas más allá del entorno laboral. No pretendo perpetuar estereotipos, pero los datos son lo suficientemente claros”, comentó.

Esto es reafirmado por un informe publicado en 2000 por el equipo de Shelley Taylor, catedrática de la Universidad de California en Los Ángeles, que trataba sobre las respuestas bioconductuales al estrés.

Dentro de sus conclusiones establecieron que los varones tienden a seguir una filosofía de “confrontación” o “arrancar”, mientras que las mujeres generalmente piensan en otros aspectos. Es por esto que son muchas quienes pueden haber pensado en cometer suicidio en algún momento de su vida, pero es probable que hayan pensado: “Por Dios, ¿Qué será de mis hijos? ¿Qué pensará mi madre?”

En el caso masculino, la muerte podría ser vista como una forma definitiva de salir corriendo.