¿Es posible morir por no eliminar los desechos del cuerpo? Lamentablemente sí, tal como demuestra el dramático caso de la adolescente británica Emily Titterington, quien con sólo 16 años murió tras negarse a evacuar debido a una extraña fobia a los retretes.

Si bien el caso ocurrió en febrero de 2013, sólo se hizo público esta semana tras una investigación judicial que concluyó que la vida de Emily podría haberse salvado con atención médica apropiada, pero que la menor siempre se negó a ser examinada.

La chica sufría de autismo leve, sin embargo durante toda su vida padeció trastornos intestinales que en su momento no se logró diagnosticar. Según la patóloga, la doctora Amanda Jeffery, los síntomas de Emily eran una especie de constipación ansiosa común en los niños, quienes durante su desarrollo temen usar el retrete. Pese a los ruegos de su madre, Geraldine de 59 años, la adolescente se negaba tajantemente a ser tratada.

El médico de la familia, Alistair James, testificó que sólo pudo recetarle laxantes, pero que nunca pudo examinar el vientre de la niña. “De haberlo logrado habríamos tenido otro tipo de conversación. Su muerte se habría evitado con el tratamiento médico adecuado en el momento correcto”, recoge el diario británico The Independent.

“Jamás había visto algo como eso”

Emily finalmente colapsó en su hogar el 8 de febrero de 2013, tras sufrir un paro cardíaco. Los paramédicos lograron trasladarla hasta un centro asistencial, pero sólo para constatar su muerte.

Lee Taylor, un paramédico que concurrió al hogar de los Titterington dos veces antes de que Emily muriera, indicó que la primera vez que vio a la chica, “lucía muy pálida”.

“Se quejaba de dolor en sus escápulas (cerca de los hombros), pero no noté ninguna hinchazón abdominal. Además se negó a concurrir al hospital y sobre todo, a ser examinada”, indicó Taylor.

La segunda vez ya era demasiado tarde. Cerca de las 4 de la madrugada, el padre de Emily, James, esperaba impaciente al equipo de emergencias en la calle, gritando por ayuda y diciendo que “algo estaba horriblemente mal con su hija”. Los paramédicos encontraron a la adolescente tirada en la puerta del baño.

“Su abdomen se había expandido de forma grotesca. Sus costillas inferiores sobresalían más que sus huesos púbicos. Quedé impactado”, aseguró Taylor.

La autopsia de la joven reveló que Emily tenía una “extensión masiva de su intestino grueso”. “Jamás vi algo como eso. Era dramático”, aseguró la doctora Jeffery.

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