Las rarezas geográficas heredadas de la desintegración de Yugoslavia suscitan cada vez más anhelos: semanas después de la proclamación de Liberlandia, unos polacos reclaman a su vez la creación de otro micropaís en los confines de Croacia, el Reino de Enclava.

Apenas más grande que una sala de reunión, está implantado en un terreno baldío de 100 metros cuadrados, entre Eslovenia y Croacia, que ninguno de los dos países considera suyo, según asegura el portavoz de la nueva entidad, Piotr Wawrzynkiewicz.

La división de la ex Yugoslavia en siete nuevos Estados, a partir de 1991, favoreció la emergencia de ”terrae nullius”, territorios apátridas.

La existencia de esta minúscula tierra sin dueño, ubicada cerca de la localidad eslovena de Metlika, a 50 km al oeste de Zagreb, le fue revelada a Wawrzynkiewicz cuando visitaba Eslovenia con otros amigos polacos, precisa a la AFP este especialista en nuevas tecnologías.

De ahí nació la idea de crear un país “donde cada cual, independientemente del color de su piel, de su religión y de su nacionalidad, pueda expresar sus opiniones, estudiar gratuitamente y ganar dinero sin preocuparse por los impuestos”, asegura.

La creación del Reino de Enclava, que no ha sido reconocido por ningún otro Estado, se produce algunas semanas después del de Liberlandia, esta vez por un checo, en un terreno arbolado de siete kilómetros cuadrados entre Serbia y Croacia.

Como los de Liberlandia, los fundadores de Enclava reivindican un enfoque muy liberal, incluso libertario, y hacen vivir a su “Estado” principalmente a través de internet.

Más de 5.000 personas han pedido a través de internet la ciudadanía de Enclava y 800 han participado la semana pasada en la elección en línea de su ejecutivo, explica Wawrzynkiewicz.

“Hemos aceptado a candidatos de todo el mundo, la única condición es no integrar un grupo extremista y no tener problemas con la justicia”, subraya.