Prácticamente la totalidad de las grandes noticias del momento, están relacionadas con la corrupción. Y no una corrupción a la antigua, esa que se desataba a partir de la lujuria. No. Esta es una corrupción muchísimo más enana, más pigmea, en términos existenciales. Es la corrupción de la codicia de dinero.

Quizás el caso más escalofriante de eso de ganar plata a costa de la traición y la muerte, parece ser el caso que se exhibió esta semana, cuando el hijo del vicepresidente de Estados Unidos, John Biden, el ya no tan joven Hunter Biden, asumió oficialmente como directivo máximo del área jurídica y de gestión, de la empresa petrolera Burisma Holdings.

Dicha empresa está haciéndose cargo de la comercialización de todo el gas y el petróleo que consume Ucrania, y de la explotación, mediante fracking, de yacimientos en territorio de Ucrania.

¿No le parece que es más bien impresentable que el gobierno de Estados Unidos haya hecho fracasar las propuestas de paz, e instigado la guerra civil para ocupar de hecho todo el territorio del este ucraniano donde ese señor Biden está enriqueciéndose?.

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