Estas últimas semanas llegaron pisando fuerte como si trataran de meternos miedo. Comenzaron con el impulso sobre Siria, y ya quedó bastante claro cuál es la razón por la que Estados Unidos y sus socios de la OTAN siguen alimentando la guerra civil a la vez que hacen fracasar todas las iniciativas para una salida política.

Los norteamericanos y sus socios están dispuestos a casi cualquier cosa con tal de provocar el derrocamiento del presidente Al Asad. El terror que tienen nace de informaciones de inteligencia que pese a la brutal guerra civil, Asad sigue teniendo un apoyo mayoritario de la población, y de hecho si llega a las elecciones presidenciales del próximo año, posiblemente obtendrá una clara victoria que dejaría a los hipócritas muy mal parados.

Una victoria de EEUU y la OTAN les exige producir el derrocamiento antes del término constitucional del mandato de Asad. Por lo anterior, el país del norte está angustiadamente tratando que alzarse con la victoria en Siria, que le permita retomar el dominio sobre Irak, cuyo gobierno aparece cada vez más independiente de EEUU, y más amigo de Irán. Y agarrando a Siria e Irak, los norteamericanos obtendrían el control del Líbano.

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