Hay oportunidades en la vida en que los seres humanos nos vemos enfrentados a situaciones extremas, o como se les conoce masivamente: situaciones al límite. Pero ¿cual es al que tanto temor le tienen unos y al que otros parecen ser adictos?.

Límite se define como frontera, como la línea imaginaria o real que separa una cosa de otra, un terreno de otro, una actitud de otra.

Tras la tragedia aérea de Juan Fernandez, esa frontera fue en su gran mayoría, sobrepasada.

Sobre el accidente propiamente tal, por ahora – recalco – sólo por ahora, no hay más que decir que lo que ya se conoce, no hay más elementos nuevos que aportar a la investigación, no hay más lagrimas que derramar por las víctimas, no hay más que analizar sobre la conectividad o desconexión del archipiélago. Esos límites ya fueron sobrepasados.

Lo que ocurrió en Juan Fernández en el primer aniversario de la tragedia, no fue sino otra muestra de cómo se pueden volver a sobrepasar esos límites. Seguramente muchas familias sintieron que este viaje las enfrentaría a una sobre exposición mediática y así fue. Pero no podemos culparlos por ir, porque claramente para muchos de ellos poder llegar al archipiélago por sus propios medios seria impensado, pagar $500 mil aproximados en un pasaje aéreo en los vuelos comerciales por persona, es de verdad casi inalcanzable. Otros familiares podrán costear el viaje y tendrán la posibilidad de viajar en la intimidad, una intimidad que al grupo que si viajó -obligadamente insisto- les fue tranzada, negociada y arrebatada a favor de lo que estuvo a punto de convertirse en un show mediatico de no mediar el criterio de los medios que dentro de sus propios límites, intentaron no hacer farándula del viaje. Ese margen entonces creo que también se sobrepasó.

Seamos justos. Ni el Ministerio de Defensa, de donde saldrá el futuro posible pre candidato presidencial, ni la Armada, ni la FACh, ni el Municipio, ni la Intendencia, ni los pescadores de Juan Fernández, hubiesen querido que esto ocurriera, no es siquiera motivo de cuestionamiento las buenas intenciones de la actividad, no obstante aquello, por el rostro de los familiares durante el viaje de ida, los emplazamientos a la Fuerza Aérea durante la ceremonia, y por las reflexiones en el viaje de regreso, no es menor pensar que abrigaron sentimientos encontrados.

Si bien se mostraron agradecidos y tranquilos, claramente no se puede hablar de revivir el dolor de la tragedia, a mi juicio creo que fue experimentar un dolor nuevo, y quizás mayor. La pérdida de sus familiares la vivieron hace un año pero a la distancia, a más de 600 kilómetros de donde todo ocurría, pero este fin de semana vivieron el dolor de cerca, estuvieron allí y no encontraron nada, sólo agua, bruma y una boya que les recuerda el acidente. Si eso no es sobrepasar los propios límites, no sé que es.

Francisco Ovalle (RBB)

Francisco Ovalle (RBB)

Las palabras de la madre del Cabo Oliva calaron hondo en los corazones de los familiares, “cárcel para los asesinos, cárcel para la plana mayor, le suplico que haga justicia”, le dijo mientras se aferraba a una vela encendida alrededor de la bandera que flameó en la municipalidad hasta el tsunami de 2010 y que fue restaurada y devuelta a la isla.

El General Jorge Rojas de la Fach visiblemente descolocado ante el emplazamiento evitó pedir perdón, dio a entender que los accidentes simplemente pasan y repitió el discurso de que la institución fue la primera en pedir un ministro en visita para que investigara. Sin embargo, según Gonzalo Cabezon hermano del camarógrafo del Buenos Días a Todos, “no vemos que los peritos hayan sido los más objetivos, uno de ellos es de la empresa que fabrica el avión, el otro es la junta investigadora de accidentes aéreos que depende de la fach y de acuerdo a lo que vi en internet, la Universidad Complutense de Madrid tiene nexos con la empresa fabricante por lo que hay también una relación entre ellos, por eso decimos que no es lo más objetivo como nos habría gustado”.

Este es otro margen que se sobrepasó, el límite del entendimiento, de la razón, queda la sensación de que el Jefe de la institución castrense, que tuvo las agallas para enfrentar a la prensa tras ese cuestionamiento, no tuvo el mismo valor para pedir perdón a nombre de los que cometieron errores, a una acongojada madre que lo único que pedía y suplicaba era justicia

Para muchos lo que sobrepasó todos los límites, fueron las palabras del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, al ser abordado por la prensa: “¿Va a pedir perdón General? ¿hay un mea culpa de la Institución?”… evadió la respuesta que todos esperábamos, y simplemente dijo, “No podemos manejar los accidentes,… nadie quiso que esto pasara”… dando a entender que fue un hecho puntual, un hecho aislado, y que los accidentes, pasan,… simplemente eso,… pasan……

Posiblemente, quizás en algún momento, algún mando de la FACh, uno alto o uno medio, cuando se informó de los detalles del CASA 212, o cuando la misma teniente Fernández informó de las malas condiciones climáticas que había encontrado en la isla en una oportunidad anterior al accidente, o cuando alguien se percató que faltaba cambiar un perno del avión, ….. quizás, y reitero, guardando las proporciones y sólo en el plano de la especulación, probable, presunta, supuestamente, algún alto mando también habrá respondido “son hechos puntuales, no tiene mayor importancia”.