La música se convirtió con el tiempo en una necesidad para el ser humano, quien a través de la historia ha encontrado en ella un medio de expresión en el cual ha podido plasmar fielmente sus ideas y sentimientos en el proceso de interpretación. Hoy diversas investigaciones han encontrado una serie de beneficios asociados con la práctica de un instrumento.

Les Paul (inventor de la guitarra eléctrica) decía que la guitarra era su mejor sicólogo, su mejor compañera y su mejor consejera en momentos difíciles, quizás este es uno de los sentimientos que muchos comparten al momento de tocar un instrumento musical. Pero ¿qué es lo que lleva a esta sensación de bienestar que da la música al interpretarla?

Estudios recientes han confirmado que el practicar un instrumento desarrolla áreas del cerebro que también están encargadas del lenguaje, por lo que algunos investigadores afirman que esto puede ayudar a remediar problemas como la dislexia y comprensión lectora.

Uno de los especialistas que ha recomendado su uso en la educación es Lutz Jäncke, profesor del Instituto Tecnológico de Zúrich en Suiza. Quien a ha llegado a la conclusión de que el aprender un instrumento musical puede funcionar perfectamente como un tipo de neuroterapia ya que “mejora, sin duda, las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial”.

Esta última es vital en la vida cotidiana porque otorga el sentido de la orientación, mejorando además otras habilidades como dibujar, ya que gracias a ella se pueden visualizar ideas abstractas, algo esencial en el arte y en otros campos tan distintos como la física y las matemáticas.

En otras investigaciones se ha reportado que el cerebelo es más grande de lo normal en estudiantes masculinos de música clásica, que en hombres que no estudian música.

Para Carolyn Phillips, directora ejecutiva de la Joven Sinfónica de Norwalk, “en el terreno individual, tocar un instrumento convierte a quien lo hace en una persona metódica que cuida los detalles (de lo contrario, no suena bien), planifica bien las tareas y tiene mucha capacidad de atención”, esto puede ayudar y facilitar el desempeños de los jóvenes en el terreno académico.

Aunque se dice que lo mejor es que se inicie a una edad temprana la práctica de un instrumento, también se ha descubierto que comenzar en edades avanzadas sirve como un buen ejercicio para mantener agilidad mental y retardar el proceso de envejecimiento del cerebro. Tal como lo comprobó un estudio de la Universidad Northwestern, de Estados Unidos.

“Los que a lo largo de su vida se han dedicado a tocar un instrumento parecen tener una serie de ventajas en, al menos, dos funciones importantes que se deterioran con la edad: la memoria auditiva y la capacidad de oír y mantener una conversación en un ambiente ruidoso”, asegura Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de aquella institución.

Los autores del estudio agregan “el efecto del entrenamiento musical sugiere que, de forma similar al ejercicio y su impacto en el bienestar del cuerpo, la música es un recurso que tonifica el cerebro para la aptitud física y por lo tanto requiere que la sociedad reexamine el rol de la música en el desarrollo individual”.

Con todo esto se puede entender el por qué la música ha sido tan importante para el ser humano y porqué se debe tomar en cuenta dentro de la educación y la salud en nuestra sociedad actual.