Conmoción causó la muerte de 7 brigadistas durante el combate a un incendio forestal en el fundo Casa de Piedra de Carahue, en la Región de La Araucanía. Sin embargo, luego surgió la incredulidad cuando el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, acusó solapadamente a la Coordinadora Arauco Malleco de ser responsable del siniestro.

En un primer momento, el presidente Piñera intentó dar una muestra de fuerza y de gobernabilidad ante el desastre, señalando que “hemos decidido presentar una querella criminal invocando la Ley Antiterrorista, porque definitivamente detrás de esta intencionalidad y conducta criminal que provoca incendios en forma simultánea y deliberada, se esconden conductas de naturaleza terrorista”.

“Tenemos información confiable que nos hace presumir que detrás ha habido una intencionalidad criminal, y en consecuencia creemos que debemos combatir no solamente los incendios, sino que también a los criminales, que presuntamente están detrás de estos incendios”, agregó el Mandatario.

Hasta ahí la opinión pública estaba de acuerdo en que los siniestros debían ser investigados y sancionados como corresponde, dejando caer todo el peso de la ley sobre los responsables, pese que a mi juicio dicha ley no se aplicaría a este caso.

Pero luego hizo su aparición el “sheriff” del Gabinete. El ministro Rodrigo Hinzpeter desenfundó y vinculó los incendios a la Coordinadora Arauco Malleco, basado en un ataque incendiario a un helicóptero ocurrido poco antes.

En entrevista con un canal de TV, el secretario de Estado señaló que “no va a ser el ministro del Interior quien haga conjeturas o apunte con el dedo, pero quiero decir que hace pocos días se incendió un helicóptero destinado a apagar el fuego y ese atentado ha sido reivindicado por la CAM y no he escuchado un desmentido por parte de ellos”.

Tiró la piedra y luego escondió la mano.

A mi juicio, el Gobierno agitó un avispero en La Araucanía sin algún sentido lógico, abriendo un nuevo flanco de críticas y problemas. Tal como lo ha hecho en sus 2 años en el poder.

El invocar la Ley de Seguridad del Estado es una medida extrema y cuestionable cuando aún no se conocen responsables, ni las motivaciones que éstos podrían haber tenido ¿Por qué no se aplicó en el mega incendio en Torres del Paine? ¿Es que el ser extranjero da ciertos privilegios?.

Aún más, que el ministro del Interior pretenda hacer pasar a los mapuche como responsables, es claramente una insensatez. Si el objetivo era aprovechar la coyuntura para subir en las encuestas, tal como ha sucedido con Laurence Golborne y Andrés Allamand, ésta no era la forma.

Acusar a los mapuche es una forma de discriminación hacia un pueblo que no ha sido comprendido, ni ahora, ni menos en el pasado. Y de esto todos somos responsables.

Tras el “numerito” de Hinzpeter, rápidamente el ministro Chadwick debió salir al paso para aclarar la postura del Gobierno en sucesivas vocerías, tratando de maquillar el error del Jefe de Gabinete, lo que se sumó a la campaña de algunos medios de prensa por virar el foco de atención. Mientras que el amigo del Presidente se mantiene en silencio, para alivio del segundo piso de La Moneda y de la UDI.

Los mapuche tienen una ideología basada en la protección de sus ritos y cultura a toda costa, y cuya defensa la llevan a cabo desde la llegada de los conquistadores españoles, en completa soledad. Ellos sólo han velado por sus propios intereses, escépticos a formar alianzas con otros, motivados a lo mejor por lo sucedido en el pasado, como por ejemplo en el caso de Lautaro, donde indios del norte lo delataron, según cuentan los propios indígenas.

Sus reivindicaciones, territoriales principalmente, no tienen como razón el llegar a forjar alianzas políticas, reticentes a la amistad con quienes les han mentido desde tiempos endémicos. No buscan hacerse con el poder, ni el control del país como en otros países sudamericanos, sólo piden no ser discriminados, aislados y tratados como indigentes, en predios que les pertenecieron a sus padres, lo que al no tener documentos que les acreditaran como dueños, les fueron arrebatados por los latifundistas.

Su lucha por tierras no es antojadiza, ni tiene por objeto sacar un lucro de ella. Para los mapuche éste es un elemento sagrado que debe ser protegido de la destrucción del “invasor extranjero”, que ha traído los pinos y otros árboles artificiales que en el largo plazo provocarán la desertificación del suelo.

Todos tienen el derecho a la duda, pero una cosa distinta es hacerla pública sin mayores fundamentos. Especialmente ahora que el Fiscal Regional de La Araucanía, Francisco Ljubetic, reveló que no se descarta la vinculación de los incendios forestales con plagas que podrían afectar a los bosques de las empresas, es decir, que ellos quemaron los bosques para cobrar seguros, ad portas de una crisis económica en ciernes.

Sospechas más, sospechas menos, lo concreto es que la Justicia debe determinar responsabilidades, y en el caso que éstas no correspondan a la CAM, claramente el presidente Piñera debe evaluar, esta vez en serio, la continuidad de su amigo Hinzpeter en La Moneda.