El arribo de Ivo Basay a Colo Colo ha generado una polémica que ha ido escalando con el paso de los días, y que puede ser vista como la lucha del hermano grande arrebatando un juguete al menor, o como el jugador más vivo que escondía un as bajo la manga.

Pese a todo, la dirigencia de O’Higgins debe aceptar un dogma del fútbol…el amor a una camiseta puede más que cualquier otra cosa, y que finalmente fue lo que llevó al otrora goleador albo a renunciar al “Capo de Provincia” y llevar sus bártulos a Macul.

Es un desafío enorme para el “Hueso” hacerse cargo de Colo Colo, considerado uno de los equipos más populares del país, y que se ha transformado en un campo minado para los últimos 4 técnicos que no han finalizado su contrato desde la salida de Claudio Borghi el 2008.

Basay es un tipo duro, de esos que no callan nada, y que van de frente en todo momento, que no dudó en enfrentar a Nelson Acosta previo a Francia 98′ y que le costó la presencia en ese Mundial, situación que puede ser tanto un plus como un lastre.

Ya los jugadores conocieron del estilo del “Hueso” en los primeros entrenamientos en jornadas dobles, y que al menos frente a las cámaras, aceptan sin mayores comentario, conscientes que el Popular necesita títulos para revalidarse.

A Basay se le contrató para conseguir títulos, hacer que el equipo juegue bien, que el hincha no lamente comprar una entrada para ir al estadio, y devolver al sitial que tuvo antaño Colo Colo, no sólo en el concierto local, sino que también en el internacional.

Aunque para que esto se logre, los jugadores deberán acostumbrarse al estilo del ex seleccionado nacional, ídolo de la afición, y que conoce lo que significa vestir la camiseta alba, pese a que hay antecedentes que indican que no siempre esa condición de figura signifique réditos, tal como lo comprobó amargamente Marcelo Barticciotto.

No hay que dar mayores vueltas para concluir que la decisión de Blanco y Negro se ajusta a la necesidad del Cacique, pese a que la forma, despidiendo un técnico en la tercera fecha del torneo y dejar a otro club sin entrenador en plena temporada, es al menos discutible.

Sin embargo, quizás no hubiera sido mala decisión dejar a Luis Pérez como interino hasta el término del Clausura y evitarse el bochorno de la pelea pública con O’Higgins, que no hace más que agrietar relaciones entre clubes que tienen peso dentro del fútbol chileno, con Blanco y Negro por un lado, y la familia Abumuhor por otro.

Habrá que esperar que tal va Colo Colo con este cambio de timonel, aunque las conclusiones claramente se deben hacer al final de la fase regular, porque por ahora Basay tiene un crédito amplio en la hinchada, en el club y en el medio en general, ganado en base al su estilo frontal dentro y fuera de la cancha.