Las potencias occidentales volvieron a presionar, durante las consultas de emergencia llevadas a cabo este lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU, para que se apruebe una condena contra el gobierno sirio por la represión contra manifestantes opositores.

Además de las 104 personas muertas en Siria durante una ofensiva militar entre el domingo y el lunes, 3.000 están desaparecidas y 12.000 fueron tomadas prisioneras desde que comenzaron las protestas contra el presidente Bashar al-Asad, en marzo, dijeron fuentes diplomáticas.

El Reino Unido, Francia, Alemania y Portugal, apoyados por Estados Unidos, esperan revivir una resolución formal de condena contra la represión de al-Asad que podría ser discutida este martes.

Sin embargo, fuentes diplomáticas indicaron que es más probable que el Consejo de Seguridad acuerde una declaración que no incluya una advertencia referente a acciones de la ONU.

Un proyecto anterior de resolución fue distribuido por miembros del Consejo hace dos meses, pero no se decidió ninguna acción debido a la oposición de Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes del Consejo con derecho de veto.

Estos países amenazaron con bloquear aquella resolución, mientras que Brasil, India y Sudáfrica también se pronunciaron en contra de una resolución o declaración.

Pero los informantes diplomáticos sostuvieron que ahora todos los países habían expresado su preocupación sobre el recrudecimiento de la represión y que la posición a favor de que el Consejo de Seguridad actúe está más extendida.

El embajador de India y presidente del Consejo de Seguridad durante el mes de agosto, Hardeep Singh Puri, sijo que había “detectado una cierta convergencia de ideas referentes a la escalada de la violencia”.

“Algunos miembros del Consejo están preocupados por la escalada de la violencia”, dijo Singh Puri, que añadió que era “urgente” actuar.

Su contraprte de Rusia, Vitaly Churkin, que había amenazado con vetar el borrador de resolución anterior, aseveró que es necesario “librarse del viejo enfoque confrontacional”.

La embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, manifestó que el asistente del secretario general, Óscar Fernández-Taranco, había dado un alarmante informe sobre los acontecimientos en Siria.

“Hay un extendido sentimiento de preocupación o sentimiento de condena”, dijo a los periodistas después de la reunión del Consejo, que se desarrolló a puertas cerradas.

En Washington, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, instó a “los miembros del Consejo de Seguridad que hasta ahora se han manifestado en contra de cualquier gesto de presión sobre al-Asad para que detenga la masacre que revisen su posición”.

Un diplomático occidental afirmó que los países europeos habían actualizado el borrador para una resolución de hace dos meses, en el que hacen un llamamiento para el final de la violencia, el acceso de la ONU a las ciudades en las que haya protestas y una investigación referente a los derechos humanos sobre los actos de violencia.