El presidente marfileño internacionalmente reconocido Alassane Ouattara enfrentaba el viernes el importante desafío de restaurar la seguridad en Costa de Marfil, particularmente en Abiyán, donde el saliente Laurent Gbagbo seguía en su residencia presidencial.

Ouattara, quien llamó a la reconciliación, había anunciado el jueves la instalación de un bloqueo alrededor del perímetro residencial donde Gbagbo está atrincherado con “armamento pesado y mercenarios”.

El bando de Gbagbo considera sin embargo que ese llamado a la reconciliación nacional es el discurso de “un impostor”, afirmó el viernes en París Toussaint Alain, consejero del presidente saliente.

“Su reconciliación es una artimaña. No hay fundamento alguno para que Ouattara lance un llamado a la reconciliación. Es un impostor”, declaró en conferencia de prensa el consejero.

Gbagbo “está cómodamente sentado en su sillón presidencial” y no se irá pues “no quiere abandonar a su pueblo”, añadió Toussaint Alain.

“No renunciará. Está cómodamente sentado en su sillón presidencial. No se moverá”, afirmó en rueda de prensa en París. “Laurent Gbagbo está en la tierra de sus ancestros. No será hoy cuando abandone a su pueblo para irse”, agregó.

En el oeste del país, ahora en manos de las fuerzas leales a Ouattara, los investigadores de la ONU descubrieron más de 100 cuerpos en las últimas 24 horas.

“Más de cien cuerpos fueron hallados en las últimas 24 horas en tres lugares del oeste”, Duekué, Blolequin y Guiglo, declaró en Ginebra un portavoz del Alto Comisionado para los derechos humanos, quien precisó que esos asesinatos parecían haber tenido sus móviles “étnicos”.

“Hubo una escalada en las últimas dos semanas”, subrayó Rupert Colville, quien advirtió que es necesario ser “prudente a la hora de atribuir responsabilidades”.

En Abiyán, la situación parecía en calma el viernes por la mañana alrededor del palacio presidencial y cerca de la residencia presidencial.

El viernes por la mañana, una mujer que vive cerca del palacio presidencial, en el barrio de Plateau, en el centro de Abiyán, dijo que no había escuchado disparos.

“Ahora hay calma, pero el problema de agua persiste. He enviado a mis hijas a buscar agua en un edificio donde todavía hay suministro. Esto cada día se vuelve más complicado”, declaró la mujer.

Abiyán, afectada por la presencia de saqueadores se enfrenta ahora a la urgencia humanitaria: el sistema de salud se hundió, el agua y la electricidad son cortadas con frecuencia y las reservas de alimentos disminuyen.

Alassane Ouattara pidió a los responsables de sus fuerzas “tomar todas las disposiciones para asegurar el mantenimiento del orden y la seguridad de los bienes”, así como la libertad de movimiento en el país.

Anunciando un próximo aligeramiento del toque de queda para facilitar un “regreso progresivo a la normalidad”, llamó a su pueblo a la unidad para relanzar la reconstrucción del país y a la “reanudación de la actividad económica”.

“Pedí que las sanciones de la Unión Europea contra los puertos de Abiyán y San Pedro y algunas entidades públicas a causa del régimen ilegítimo de Laurent Gbagbo sean levantadas”, añadió.

La Unión Europea impone un embargo a los dos puertos para presionar a Laurent Gbagbo. El de San Pedro (suroeste) es el primer puerto de exportación de cacao en el mundo.

“Hemos recibido una petición del presidente Ouattara para retirar algunas entidades de la lista de sanciones” de la UE, indicó el viernes a la AFP el portavoz de la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton, Michael Mann.

“Esperamos estar pronto en capacidad de comenzar a aligerar las sanciones”, agregó.

Según una fuente diplomática, los países europeos trabajan también para levantar las sanciones contra empresas implicadas en la exportación de cacao. Una decisión podría ser tomada el martes en una reunión de los ministros europeos de Relaciones Exteriores en Luxemburgo.

Las agencias de la ONU pidieron la apertura de corredores humanitarios en el país para ayudar a las víctimas que huyen de la violencia.

También indicaron que distribuyeron víveres en Duekué, donde miles de personas están refugiadas en una misión católica.

Unas 30.000 personas, que no tienen que comer, están hacinadas en el centro de la ciudad, tomada el 29 de marzo por las fuerzas de Ouattara.