La pintora española Lita Cabellut rinde un homenaje en Londres a Frida Kahlo a través de una veintena de cuadros monumentales que revelan toda la fortaleza y el dolor de una artista y una mujer que le “conmueve” y le “fascina”.

Cabellut (Barcelona, 1961), distinguida esta semana en España con el Premio de Cultura Gitana en el apartado de Artes Plásticas, explica que eligió profundizar en el personaje de Frida porque tenía “una fuerza emocional tremenda y una fuerza intelectual tan potente como la emocional”.

Durante dos años, devoró fotografías, libros, películas, documentales y cualquier otro material disponible para elegir los matices del perfil que quería mostrar de esta mujer que revolucionó la sociedad mexicana de principios del siglo XX, antes de plasmarlos en sus telas -algunas de casi 3 metros de alto por más de 2 de ancho- en las que el rostro siempre es protagonista.

Vida, muerte, pasión, razón, arrogancia, tristeza, desesperación, dignidad, fragilidad son algunos de esos “fragmentos de estados temporales del alma” de Frida Kahlo, representada desde ángulos diversos y en diferentes situaciones en los cuadros que componen “La Perla Negra”, una impactante exposición que se inauguró el viernes y que podrá verse hasta el 21 de abril en la Opera Gallery.

La artista española se siente cercana a Frida Kahlo (1907-1954), una mujer que tras ser golpeada por sucesivas tragedias, incluido un grave accidente que le fracturó la columna, utilizó sus sufrimientos físicos y psíquicos como principal fuente de inspiración.

“De alguna manera, yo también he tenido una columna rota en el alma y también he encontrado la manera de usar ese ‘hándicap’ y de aceptarlo como un don”, explicó en una entrevista con la AFP.

Lita Cabellut nació en un entorno gitano sumamente pobre y vivió en la calle antes de ingresar en un orfanato y ser adoptada a los 13 años por una familia que le dio la posibilidad de desarrollar sus talentos.

Fue poco después, durante un viaje a Madrid en el que le llevaron a visitar el Museo del Prado cuando frente a un cuadro de Peter Paul Rubens -artista que hoy no le gusta nada- tomó la decisión de ser pintora.

“En realidad, yo aprendí a pintar antes que a leer y a escribir”, explica.

Tras estudiar los rudimentos del dibujo con un profesor particular, hizo su primera exposición a los 17 años. A los 19, decidió convertir su pasión en profesión y, pese a la oposición familiar, se marchó a estudiar a la Rietveld Academy de Amsterdam, en Holanda, país en el que vive hasta hoy.

Durante el proceso creativo, Lita Cabellut, que utiliza una variación contemporánea de la técnica del fresco y una paleta de colores sobrios con dramáticos toques de rojo y de violeta, se mete tanto en su personaje que no puede hacer nada más.

“Ni viajo, ni salgo, ni voy a cenar (…) Cuando estoy en el papel, lo interpreto tan bien que incluso mi familia, mis hijos me llaman Frida”, dice.

Mientras pintaba, sin haber hecho nunca cine, se le ocurrió la idea de hacer un documental para “dar movimiento” a sus sentimientos, y surgió “Shit happens” un corto de 12 minutos que también puede verse en esta muestra que espera poder llevar pronto a un museo de México.