Mientras el Gobierno y los empleados públicos de la Región del Bío-Bío no tengan un acuerdo, los problemas para los usuarios persisten, pasando de la indignación a la resignación. La variedad de incovenientes da cuenta del alcance que tiene esta movilización para las personas.

Más allá de la Justicia o no del paro de los empleados públicos, lo cierto es que los inconvenientes para el público empiezan a colmar la paciencia.

Por ejemplo, en Talcahuano, el soldador José fue por un papel de antecedentes hasta las oficinas de calle San Martín, frente a la Plaza de Arma, ya que tras un mes de cesantía, por fin encontró trabajo.

En el mismo lugar, Renato un caballero de setenta años fue junto a su señora hasta la tesorería. Llegó hasta la entrada y con sus años optó por la resignación.

Otro caso llamativo es el del Servicio Médico Legal de Concepción. Ocurre que ayer los funcionarios no practicaron autopsias en la mañana y quienes fueron a retirar los cuerpos de sus familiares, tuvieron que esperar hasta la tarde.

El servicio no está cumpliendo con el análisis de alcoholemias, entrega de horas de atención o control a pacientes con lesiones. Sí se levanta a fallecidos desde la vía pública y domicilios las 24 horas; y recibe a las víctimas de delitos sexuales.

Los trabajadores del Juzgado de Garantía tuvieron una jornada de reflexión durante la mañana y luego retomaron sus funciones, pero la situación complicó, entre otros juicios, el de Cañete por el atentado al fiscal Mario Elgueta, el que retomaría su curso mañana, con el testimonio de policías y civiles.

Conformen al paro se extienda, los problemas aumentarán y la paciencia de los usuarios desaparecerá.