En 2012, la psicoterapeuta Philipa Perry postulaba que los niños maltratados o víctimas de graves abusos podían llegar a ser capaces de matar a sus padres. Asimismo, un documental de HBO, llamado “Hijos de la Ira”, hace algunos años planteaba que los menores sometidos a estas situaciones se convertían en personas “sin conciencia, capaces de herir o asesinar a alguien sin remordimientos”.

La duda que surge es si un niño que creció en un ambiente relativamente normal y con todos sus derechos respetados, puede convertirse en un “psicópata”. Para ahondar en el tema, The New York Times publicó un artículo hace unos años con respecto a los niños que presentan síntomas de psicopatía similares a los de los adultos, poniendo como ejemplo al caso de Michael, un menor de 9 años cuyos padres aseguran que tiene un carácter extremo, frío, inteligente, calculador, violento, y que no muestra empatía o remordimiento por los demás, pese a crecer en un hogar tranquilo y lleno de amor. “Siempre he dicho que Michael será un premio Nobel o un asesino en serie”, dijo su madre Anne.

En este sentido, los expertos están divididos en torno a si es adecuado etiquetar a un niño como “psicópata”. Por un lado, los cerebros de los pequeños aún están en desarrollo, y la psicopatía en gran medida es considerada como intratable. Por otro lado, identificar a los niños crueles o sin emociones cuando a temprana edad permitiría diseñar un tratamiento exitoso. Pero llegar a un diagnóstico no es sencillo.

Algunas tendencias, como el narcisismo y la impulsividad, que son signos evidentes de un psicópata, son también parte de la infancia. De hecho, la opinión general señala que los niños pueden ser capaces de tener algunas tendencias abstractas psicópatas que sólo realmente se desarrollan a medida que se convierten en adultos.

Pixabay (CCO)
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Sin embargo, otros especialistas como Paul Frick de la Universidad de Nueva Orleans han estudiado el tema y creen que si se llegase a establecer un patrón definitivo, un menor podría ser etiquetado como psicópata desde pequeño y permitiría a los expertos cambiar su destino.

Según Frick, los niños con rasgos psicópatas, generalmente son extremadamente inteligentes, capaces de mentir y manipular sin remordimientos, lo que hace más difícil entender lo que están haciendo y por qué. “No les importa si alguien está enojado con ellos. No les importa si lastiman los sentimientos de alguien”, dijo el especialista.

Como ejemplo de niños con personalidades extremas, New York Times mencionó a Jeffrey Bailey, quien en 1986 -cuando tenía 9 años- empujó a otro pequeño de apenas 3 a una piscina en Florida y luego acercó una silla para ver como se ahogaba. Luego, se levantó y se fue a su casa como si nada hubiese pasado.

Otro caso similar es el de Jon Venables y Robert Thompson, ambos de 10 años, quienes en 1993 tomaron de la mano James Bulger (de 2 años) y lo llevaron a un centro comercial de Liverpool, Inglaterra. En las afueras del recinto lo torturaron hasta la muerte.

En tanto, en 1998, la madre de Joshua Phillips (14) limpiaba su dormitorio cuando descubrió el cuerpo de una vecina de 8 años de edad. El niño explicó que la mató luego de que la niña no se cansara de gritar porque le habían pegado casualmente con un bate de béisbol en el ojo.

“Los psicópatas no se sienten culpables porque son ciegos de la culpa” manifestó Frank Ochberg, ex psiquiatra del FBI que estuvo a cargo del equipo de consejería tras la matanza de Columbine. El profesional agregó que a diferencia de la psicosis -que implica una alucinaciones- los psicópatas saben perfectamente lo que hacen.

Max Pixel (CCO)
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Con respecto a los niños que desarrollan tendencias psicópatas pese a crecer en ambientes familiares tranquilos y alejados de los abusos, como el caso de Michael, algunos expertos señalan que la psicopatía, al igual que otras enfermedades mentales, puede tener un componente genético. Sin embargo, otros creen que si bien este componente puede estar, no es lo más importante. “Uno no nace psicópata, pero la base está ahí”, expresó Robert Hare, profesor emérito de psicología de la Universidad de British Columbia y autor del libro “Sin Conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas entre nosotros”.

Los estudios hablan

Una investigación de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia hizo pruebas con niños de 5 años para ver si estos rasgos también podían estar presentes en la infancia. Fue así como determinaron que los pequeños que tenían más dificultades para reconocer expresiones faciales ajenas o eran indiferentes a la angustia de otros, eran más propensos a ser agresivos cuando adultos.

Por otro lado, un grupo de psicólogos del University College London (Reino Unido), determinó que uno de cada cien niños son psicópatas.

Según los especialistas, estos menores se caracterizarían por mentir, manipular y cometer actos de crueldad sin remordimiento alguno. Conducta que antes se atribuía exclusivamente a la mala crianza.

Sin embargo, los expertos señalaron que dos pruebas que practicaron mostraron que tales rasgos son, en gran parte, genéticos. En este sentido, expresaron que los métodos tradicionales de crianza rara vez funcionan con estos niños porque son incapaces de sentir empatía. Eso significa que los castigos comunes y corrientes -como prohibirle que vea televisión- no corrigen su comportamiento.

Asimismo, afirmaron que estos pequeños, que ellos describieron como “crueles y carentes de emociones”, forman parte de un subgrupo distinto al de los jóvenes rebeldes.

Pixabay (CCO)
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Essi Viding, académica del University College London y autora del sondeo, dijo que aunque los niños que presentaban tendencias antisociales tenían más probabilidades de ser el producto de una mala crianza, éste no fue el caso de los niños con tendencias psicópatas.

“Para el grupo que tiene rasgos insensibles o no emocionales, hay una vulnerabilidad genética fuerte. Esto no significa que estos niños nacen antisociales o que estén destinados a ser antisociales, pero de la misma manera que algunos de nosotros somos más susceptibles a las enfermedades del corazón, estos niños son personas más vulnerables a las influencias ambientales que desencadenan el comportamiento antisocial”, explicó.

Algunos rasgos que podrían ser indicio de psicopatía de manera temprana

De acuerdo a un grupo de expertos entrevistados por el diario El País, los siguientes podrían ser señales decidoras.

1. Crueldad con los animales

La falta de empatía con el dolor de los animales es una señal latente. “También es posible que exprese esa crueldad con otros niños e incluso con bebés”, indicó el psicólogo infanto juvenil español Abel Domínguez Llort.

2. Ausencia de remordimiento

Nunca se arrepiente ni siente culpa cuando hace algo malo. “Puede llegar a pensar que la otra persona se merece lo que él le ha hecho”, afirmó la psicóloga infantil Alicia Banderas, autora del libro Pequeños Tiranos.

3. No respetan la autoridad de los padres

“He visto a muchos niños que dicen: ‘Quién se ha creído que es mi madre para decirme que no vaya a una fiesta’. Someten a los padres y terminan confundiéndose los roles: el hijo es quien acaba mandando”, sentenció Banderas.

4. Tiene menos tolerancia a la frustación de lo normal

“Si está jugando con piezas de construcción y lo que quiere hacer no le sale, es capaz de tirarlo todo. No sabe autorregular sus emociones”, ejemplificó la psicóloga.

5. Es demasiado egocéntrico y exigente

Quiere todo instantáneamente. “Y cuando no lo obtiene, agrede, insulta o escupe”, añadió la experta.

6. Busca vengarse

Cuando cree que alguien fue injusto con él/ella (aunque no haya sido tan así), le hace daño. “Tuve un caso en el que el niño había roto unas cartas manuscritas porque sabía que tenían mucho valor sentimental para su madre”, afirmó Banderas.

7. Miente mucho

“Como quiere salirse con la suya, utilizará una mentira, pero para taparla tendrá que utilizar cien más”, dijo Banderas.

8. Los castigos no tienen efecto

“Aunque tenga que estar una semana sin usar la tableta, le da igual. Antepone su objetivo a las posibles represalias, porque ante estas buscará una venganza y hará el mal, que es lo que le mueve. No son niños felices -añade- y cuando les castigan no se sienten peor, porque ya se sentían mal antes de ese momento”, afirmó.

Si tu hijo o hija responde a estas señales no debes alarmarte, sino que buscar ayuda profesional y poner en práctica algunas técnicas. Domínguez Llort dice que se entrenar fuertemente la empatía haciéndoles ver las consecuencias de las acciones y fomentar habilidades sociales, mostrándole que para conseguir las cosas debe ser amable y no hacer daño a los demás.

“Podemos leerles cuentos especialmente creados para inculcar esas habilidades sociales”, señaló el profesional, aconsejando “fomentar el trabajo en equipo, ya sea en el ámbito del deporte o haciendo excursiones. Es fundamental dar ejemplo: que vean que la solidaridad es buena. Hay que pedir a los hijos, por ejemplo, que compartan sus chuches, aunque ellos no vean la necesidad de hacerlo. También debemos ayudarles a enfrentarse a determinados mensajes que nos envía la sociedad y que empujan al individualismo”.

Por otro lado, Banderas se refiere al estilo de crianza. “En las casas hay que poner unos límites. Por ejemplo, mediante lo que llamamos ‘economía de fichas’: para ganar derechos, tienen que cumplir con obligaciones. Hemos visto que esta frialdad y esta tiranía se expanden más en familias muy permisivas y también en el otro extremo, en familias muy autoritarias”, comenta Banderas.