Entre la vida y la muerte, hay un sólo paso en falso. Eso lo constató un adolescente que cayó a un canal donde los fluidos de animales casi lo dejan sin vida. Su caso ha sido calificado como "De libro de texto" por los médicos. Con las imágenes de dicha situación, no era para menos.

Cuando el joven de 18 años se presentó a la emergencia, tras dos días de fiebre intensa, vómitos y, por sobre todo, los ojos inyectados de sangre, los médicos supieron que se trataba de un caso de extrema urgencia.

Se trata, también, de una situación insólita, que muchas veces involucra a jóvenes que se lanzan-literalmente- a hazañas peligrosas. En este caso, no fue así, se trató de un infortunio.

Una de las situaciones a tomar en cuenta en esta historia, son las enfermedades que, en países como Chile, están erradicadas o controladas. Al menos eso se cree. No obstante, en algunas ocasiones, aparecen casos tan alarmantes para demostrarnos todo lo contrario.

Así se dio a conocer desde Países Bajos, donde una persona se vio al borde de la muerte, de la noche a la mañana, según lo publicado en el sitio arstechnica.com.

El accidente que le dejó los ojos inyectados de sangre y más

El corazón le latía rápidamente, tenía el abdomen blando, la fiebre por lo alto y los ojos inyectados de sangre, en combinación con un color amarillento.

Era un cóctel de síntomas que en tan solo 48 horas puso al adolescente al borde de la muerte, sin saberlo. Por eso, acudió a la emergencia en Países Bajos, donde puso a prueba al personal médico.

¿Cómo llegó a tanto? Fue su relato el que abrió el camino profesional para tratarlo, tras caer a un canal infestado de deposiciones y orina animal.

Al parecer perdió el equilibrio, precipitándose a las sucias aguas. No está claro si navegaba en alguna embarcación (como un kayak) o estaba en la parte superior del canal, que es ocupado por locales y extranjeros para recorrerlo a pie o en balsa.

Los análisis apresurados, no obstante, lanzaron luces, en medio de tanta infección.

Ojos inyectados de sangre: los exámenes que revelaron la verdad

Los médicos notaron que, pese a que tenía los ojos inyectados de sangre, la visión del joven no estaba totalmente llena de dicho fluido. Había partes amarillentas que hablaban de una enfermedad, aparentemente controlada, pero que salta a la luz como la rojiza mirada del joven paciente.

Tenía una lesión renal aguda y una disfunción hepática. La enfermedad aguda, atando cabos, era un caso grave de Leptospirosis.

El suceso fue tan preocupante que, New England Journal of Medicine, lo calificó como “De libro de texto (de medicina)”.

Por lo anterior, la estancia del joven en el hospital, duró más de lo que él imaginó. Lo importante era estabilizarlo y sacarlo de la zona de riesgo en la que llegó, con todos sus síntomas a cuestas.

Cuando la Leptospirosis habla

Leptospira es la bacteria que da paso a los cuadros agudos (y otros no tanto) de Leptospirosis, como el que llevó al joven de 18 años a tener sus ojos inyectados de sangre al llegar a la emergencia.

La enfermedad puede estar presente en varias especies vivas, entre estas: caballos, vacas, perros, ranas y hasta en animales salvajes. Los riñones de estos se ven infectados, pero no les causa la muerte como a los humanos. Estos últimos son los que suelen contagiarse de gravedad por medio de la orina de la rata marrón común o Rattus norvegicus.

Cuando las personas se contagian, puede ser por contacto directo con la orina de roedores o la que se aloja en el suelo o canaletas, como en la que cayó el paciente de Países Bajos.

La bacteria, en forma de espiral (de ahí, parte de su nombre) avanzan aprovechando cortes y membranas mucosas como los ojos, ingresando al torrente sanguíneo para atacar hígado y riñón.

Se sabe, además, que la situación puede escalar a una meningitis, dificultad para respirar e insuficiencia orgánica.

Los roedores de la variedad rata marrón común, Rattus norvegicus, contagian a los humanos
Rentokil

De los ojos inyectados con sangre a la recuperación

Pareciera un milagro, pero la ciencia médica obró, luego del relato del joven y de una serie de exámenes que confirmaron un cuadro grave de Leptospirosis, con los ojos inyectados de sangre como una de las más claras evidencias.

La Organización Mundial de la Salud registra 500 mil casos de esta enfermedad cada año. Uno de ellos es el adolescente que debió permanecer más de una semana hospitalizado y recibiendo un tratamiento clave para salir vivo de la situación. Cabe destacar que el 10% de los casos reviste gravedad y otro 15% de los más complicados terminan en defunción.

Afortunadamente no fue así para el joven que llegó a la urgencia con los ojos inyectados de sangre. La medicación incluyó antibióticos intravenosos y otros como la penicilina y doxiciclina.

El seguimiento a su caso duró casi un mes. Al término de este tiempo le dieron el alta, pero la recomendación fue la de tener precaución para no volver a caer, literalmente, en aguas turbias que tengan que ver con ratas y Leptospirosis.

Joven salió de peligro tras grave caso de Leptospirosis en Países Bajos
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