Su historia no ha pasado desapercibida a tal punto que, tras una década de operaciones, participa en shows televisivos, entre estos el célebre Botched. No obstante, llegó el momento de parar, asegura. No quiere saber más de un quirófano.

Nació a más de 1.100 kilómetros de Buenos Aires. Allá, donde el río Paraguay baña a Formosa (Nordeste argentino) y contempla, desde lejos, la transformación a Elfo de uno de sus oriundos.

El joven argentino que hace noticia a nivel nacional, y hasta internacional, posa en cuidadas fotografías, elegidas por cada medio para revelar su relato. No obstante, como suele suceder, hay un trasfondo de peso. Uno doloroso, el cual no debería pasar desapercibido.

Luis Padrón cumplió 30 años lejos de su ciudad natal. Se describe, según la cadena TN, como un modelo de cirugía plásticas.

Tiene un plan, eso sí. No pretende pasar más por una sala quirúrgica. Todo tiene un límite. Hasta su imaginación hecha personaje, a puro golpe de la vida, pero también de placer y ganas de ser un Elfo. Esta es su historia.

Del agua hirviendo a Elfo: el dolor del bullying

Todo comenzó en la primaria, cuando Luis Padrón era un niño diferente a los demás.

Al colegio asistía con un estilo particular que algunos de los infantes, no están dispuestos a tolerar porque también arrastran su propia historia.

Eso, la intolerancia y más, fue lo que le sucedió a un niño que llevaba el cabello de sus colores favoritos.

“(El acoso ocurrió) Mucho más en la primaria, porque me gustaba teñirme el pelo, vestirme raro. Siempre fui bastante creativo. Era distinto. Y lo sufrí”.

Como si las burlas no dolieran lo suficiente, sus acosadores escolares pasaron a la temida acción, esa para la que los múltiples casos evidenciados a nivel mundial, nos confirman una creatividad destructiva en etapas que deberían ser de latencia (lúdicas), según la psicología.

En una ocasión le lanzaron agua hervida, según Padrón, porque pretendían destruir su imagen.

“La pasé verdaderamente mal. Me refugié en la literatura fantástica y la fui adaptando a mi estética”, confesó.

Fue como un antes y un después, con una temperatura nociva contra la humanidad infantil. Sus heridas, aparentemente, no fueron de consideración, pero las emocionales nunca deben pasar desapercibidas en este tipo de hechos.

Inició, entonces, el momento de una transformación para apartarse de un mundo un tanto cruel, siendo un Elfo.

Los inicios quirúrgicos de un Elfo

Luis Padrón sabía que quería operarse cuando cumplió 14 años. Sus padres lo apoyaron, con una condición: debía costearse los gastos de su transformación a Elfo, por la cual debió esperar 6 años, en los que se las ingenió para verse diferente.

“No me bastaba con la tintura en el pelo y los lentes de contactos. Vi en la tele a una chica rusa, que era la Barbie humana, se lo planteé a mi familia y me respondieron eso. Mi primera operación fue a los 20”.

Todo, se fue dando de forma progresiva y decisiva. El entonces veinteañero sabía que quería un cambio que lo distinguiera del resto. Lleva consigo incluso una cirugía para cambiar el color de sus ojos. Era su revolución.

“Soy muy ambicioso y me gusta alcanzar mis objetivos. La primera cirugía fue en la nariz. A los tres meses me hice la primera sesión de cambio de color de ojos. Recién al año siguiente la mandíbula. Y a partir de ahí el pelo, las orejas, reducción de papada, cuello, entre otras”.

En el intertanto del quirófano, sus estudios fueron otra de las metas importantes. Dos licenciaturas, una en Artes Visuales y la otra en Marketing y Publicidad, hasta le dan la habilidad de promover sus motivos ante el público curioso e interesado en su vida de transformaciones.

“Más allá de mis redes sociales tradicionales manejo un grupo de Facebook con 40 mil personas. Allí comparto mis operaciones e incentivo a la gente para que lo haga”.

Su cuenta certificada en instagram (@luispadron.elf), con un buen caudal de seguidores, es su mejor fototeca y ventana al mundo.

“Turismo quirúrgico” y sus resultados

El Elfo formoseño, como lo denominan los medios argentinos, se describe como modelo de procedimientos estéticos. Sus cuidadas poses lo refuerzan.

“Me defino como modelo de cirugías plásticas, tirando a una estética fantástica, a rasgos que no son tan naturales, que marcan tendencia dentro de todo. Porque los que nos realizamos este tipo de operaciones influimos en lo que más adelante harán otras personas”, comentó Padrón.

Para indagar más en el tema, la prensa trasandina le preguntó cuánto dinero invirtió para conseguirlo. Si bien, Padrón es flexible a contar su historia, dice que no tiene registros al respecto. Perdió la cuenta de los egresos por conseguir su nueva imagen durante 10 años de procedimientos quirúrgicos.

El esfuerzo no tiene una sola sede. Viajó durante una década por otros países para ponerse-literalmente-en las manos de expertos internacionales que le ayudaran con su objetivo. Una de esos destinos fue Corea del Sur, donde intervinieron su mandíbula.

“Fue una cirugía muy extrema. Las promesas eran grandes y ni los cirujanos sabían cómo iba a quedarme. Se me cayó toda la cara después de eso. Si bien me operé en una clínica alucinante, fue una experiencia con momentos positivos y otros negativos”.

Se recuperó y no dejó de viajar para modificarse. Cirujanos de Estados Unidos, Brasil y otros en Europa, son los responsables de lo que hoy se observa.

“No quiero que me tilden de adicto porque sé cuándo parar. Yo tengo un objetivo, algunas cosas las detuve porque no estaban funcionando. Y sé que hay otras que no debería haber hecho”.

Se refiere al hecho de que una década de procedimientos estéticos marcó un punto final en sus objetivos de ser un Elfo.

“Ya ni sé cuántas operaciones tengo. Perdí la cuenta. Tampoco creo que sea importante saber cuánto dinero gasté o la cantidad de veces que ingresé al quirófano. Yo no me arrepiento de nada, así hay que vivir la vida”.

Un Elfo dedicado al marketing político

La imagen de Elfo le abre las puertas a un joven que tiene planes concretos de vida, más allá de los quirófanos de los que hoy se quiere desligar.

Luis Padrón aseguró que las clínicas de estética lo llaman constantemente para que se someta a tratamientos novedosos, de forma gratuita.

Más allá de Argentina, llegan los llamados foráneos para aparecer en shows de la televisión estadounidense.

“Me muevo alrededor del mundo y me pagan por ser presencia. También estoy haciendo el branding de un político. Manejo su campaña de marketing. Sé ve que soy bueno llamando la atención”, mostrándose divertido por lo que le ocurre.

Este argentino, de hecho, fue invitado a participar hace algunos años en uno de los capítulos del exitoso programa “Botched”, protagonizado por los cirujanos Paul Nassif y Terry Dubrow .

Hablando de consolidar planes, entre estos figuran vivir un tiempo en territorio estadounidense. Mientras eso ocurre, Padrón se enfoca en dejar el quirófano. Lo cambió por el gimnasio que visita constantemente, porque quiere ser fit.

“Me siento observado pero a mí me encanta. Antes me traía cosas negativas (bullying), pero no dejé de ser quién soy. Eso permitió que la gente me quiera mucho. Una vez que pasa el impacto de la imagen se dan cuenta que la persona es bastante real. Y que soy real en donde realmente importa, que es por dentro”.