La activista británica fue capaz de convencer al mismo juez que la condenó por disturbios a hacer una donación para su fundación encargada de proteger a los niños. Años más tarde, escribió la declaración de Ginebra, razón por la que se los celebra.

Cada primer domingo de agosto se celebra a nivel nacional el Día del niño, o de la niñez, como se ha ido transformando con los años. La designación de esta conmemoración inició con la declaración de los derechos del niño aprobada por las Naciones Unidas en 1989, sin embargo, varias décadas antes, Eglantyne Jebb, una profesora y activista británica, creaba los cimientos de este manifiesto.

Eglantyne Jebb nació en el seno de una familia rural, pero acomodada, que vivía en Ellesmere, condado de Shropshire, Reino Unido en 1876. La niña disfrutaba de una infancia envidiable en medio de la comunidad campestre, donde solía llevar la batuta en los juegos con sus hermanos.

A los 19 años entró a estudiar historia a la Universidad de Oxford, sin embargo, tras egresar, decide convertirse en profesora, pues la sobrellevaba una “difusa preocupación por la infancia”, de acuerdo a la fundación Save The Children.

No obstante, pese a educarlos, Eglantyne sentía que esto no era suficiente, puesto que venía de una enseñanza enfocada en la filantropía y en ayuda al prójimo, lo que contrastaba con la escolaridad de los niños de ese entonces, la que era corta y siempre terminaban con ellos trabajando a temprana edad.

Su perseverancia la llevó a convertirse en asistente social, donde a través de esta sugiere alargar la educación obligatoria hasta los 14 años, la cual se acoge.

En 1913 se embarca en una misión humanitaria a la guerra de los Balcanes, donde atestigua el deplorable estado en que se desarrollaban los niños. Una situación que la marcó fue ver a pequeños niños que quedaban huérfanos hacer largas filas para conseguir comida.

Por si esto fuera poco, un año más tarde, luego de regresar a Londres, estalló la Primera Guerra Mundial, la que sacó la peor cara del sistema para con los niños. De aquí nace su reconocida frase: “Todas las guerras son guerras contra los niños”, pues estos eran los más afectados del conflicto, sin importar quien ganara.

En esta época era común ver como los pequeños debían dejar la escuela para suplir los puestos de trabajo que dejaban sus padres para ir a la guerra, los asesinatos en masa y tantas otras condiciones propias de las guerras, lo que marcó un punto de inflexión para la activista británica.

La sublevación de Eglantyne Jebb

Como forma de crear consciencia, junto a su hermana y un grupo de amigos deciden publicar relatos sobre los estragos de la guerra en el periódico de Cambridge.

Pero esto no fue suficiente, por lo que la joven Eglantyne decide tomar la situación en sus manos. Para ello, mandó a imprimir fotografías de niños austriacos hambrientos que vivían en las deplorables condiciones que provocaba la guerra y el bloqueo británico, tras culminar el conflicto.

En 1919, en medio de una plaza, la joven profesora repartió las imágenes a todos los transeúntes que se cruzaban por su camino, quienes quedaban anonadados al ver esta realidad. Por esta sublevación, Eglantyne fue llevada con un juez, quien la condenó a pagar una multa, ya que se trataba de niños del país enemigo.

Pero según relata El Independiente, Eglantyne fue tan convincente con su defensa en el estrado que logró convencer al mismo juez de realizar un donativo en favor de los niños. De esta forma se dio inició a la iniciativa conocida como “un vaso de leche”, la que era enviada a los pequeños austriacos.

El origen del Día del niño

Tras el incidente, la activista británica decidió fundar Save the Children, una organización enfocada a la ayuda internacional de niños en desgracia alrededor del mundo.

Por si esto fuera poco, solo cuatro años más tarde Eglantyne escribió la Declaración de Ginebra, un documento de cinco principios donde se estipulaban los derechos de los niños simplemente por serlos.

Declaración de Ginebra

1. El niño debe poder desarrollarse de un modo normal, materialmente y espiritualmente.

2. El niño hambriento debe ser alimentado, el niño enfermo debe ser cuidado, el niño retrasado debe ser estimulado, el niño desviado debe ser atraído, y el huérfano y el abandonado debe ser recogido y atendido.

3. El niño debe ser el primero que reciba auxilio en momentos de desastre.

4. El niño debe ser puesto en condiciones de ganarse la vida, y debe ser protegido contra cualquier explotación.

5. El niño debe ser educado en el sentimiento de que deberá poner sus mejores cualidades al servicio de sus hermanos.

Este documento en 1959 se convirtió en la base de lo que hoy se conoce como la Declaración de los Derechos del niño, convención que dio origen al hoy celebrado Día del niño.

Eglantyne Jebb falleció a los 52 años, dejando como legado la fundación benéfica que cumple más de 100 años y la declaración de los derechos del niño.