Junio de 2006. Cerca de las 15:30 horas se encendieron las alarmas. El llamado era preocupante: un incendio de grandes proporciones estaba consumiendo el edificio ubicado en Barros con Colo Colo, en pleno centro de Concepción. Era la tienda Johnson’s quemándose. El antiguo Palacio Hirmas.

Acudieron nueve compañías de Bomberos, entre los que contaban unos 200 voluntarios. Era jueves en un día laboral y decenas de personas caminaban por el paseo peatonal, mientras quedaban atónitos ante las llamas. El panorama era devastador. Las tiendas aledañas fueron temporalmente clausuradas y parte del centro fue evacuado.

Un ícono de la ciudad, de los edificios más antiguos, de esos que ya casi no quedan por los terremotos y por la compra venta, sucumbía ante el fuego después de haber sobrevivido, con varios problemas, a los movimientos telúricos.

De Farisori – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0

“Los con plata”

El Palacio Hirmas, inaugurado en los años 20, fue diseñado por los ingenieros Edgardo Figueroa e Israel de la Barra con un estilo neoclásico. Antes, en ese lugar, había un edificio de dos pisos que se incendió a comienzos de esa década. Hirmas era un encargo de la familia del mismo apellido, que previamente había llegado de Palestina hasta la ciudad. “De los que llegaron, fueron los únicos con plata. La mayoría de los que venían arrancando del régimen turco, andaban por todos lados con una maleta vendiendo y comprando cosas, pero ellos no. Llegaron con un capital”, dice el historiador penquista Alejandro Mihovilovich a BioBioChile.

En medio de la desestabilización del Imperio Otomano, la migración trajo entre 8 mil y 10 mil árabes a Chile, de los que cerca del 50%, se estima, eran palestinos. “A tal punto llegó esta “orientación americana” de la emigracion palestina del siglo XIX e inicios del siglo XX, que Chile alberga a la colectividad palestina mas grande fuera del Mundo Árabe”, escribió en 1990 Myriam Olguín y Patricia Peña, en su libro La inmigración árabe en Chile.

En el Censo de 1920, recoge el mismo escrito, se identificaron 1.164 palestinos en el país. Una cifra que crece si se toman en cuenta a los sirios, libaneses, turcos y aquellos que, por cierto, por algún motivo no participaron del conteo nacional.

La construcción de tres pisos, afirma Mihovilovich, tenía en su primera planta un piso comercial y residencias en los otros. “En ese edificio vivió la familia. Incluso, pudo tener una piscina interior”, agrega. Indica, además, que lo caracterizaba una gran escalera interna.

Luis Darmendrail, arquitecto, académico y administrador de Historia Arquitectónica de Concepción, explicó a BioBioChile que el proyecto inicial tenía incluso un cine en su interior. Por cierto, nunca se concretó. “Estamos hablando de una arquitectura mucho más monumental de lo que se estaba construyendo alrededor (…) con una imagen bastante tradicional, conservadora y clásica, que ocupa un espacio bastante grande dentro de la manzana”. En la primera planta se instalaron, durante décadas, tiendas como la farmacia Weasson, el supermercado Concepción y la Casa Oneto. Se posicionó, dice, como un edificio de valor también comercial.

ARCHIVO | Agencia UNO | Panorámica de Concepción desde San Pedro de La Paz

Falsos históricos y remodelación

Continuó así hasta que llegaron los terremotos. El primero fue en 1939, con epicentro en Chillán, que afectó a la comunidad penquista de la época. El resultado fue desastroso. “Se destruyeron no sólo antiguos edificios, sino los de cemento armados de moderna construcción”, escribe Fernando Campos en Visión histórica de Concepción. “Acaso lo que ocurrió en Concepción es que su edificación se había efectuado sin estudiarse debidamente las diversas consistencias de su suelo y su subsuelo”, añade el autor.

Darmendrail discrepa, al menos en el caso de Hirmas. Fotografías muestran el edificio intacto luego del sismo, a pesar de la destrucción en su entorno. “El 39 efectivamente se produjeron daños en la cornisa, pero fue el terremoto del 60 el que generó daños significativos que hicieron que se perdieran diseños ornamentales, ventanas, balcones”, cuenta. Y es que, explica, el edificio no era plano tal y como se ve ahora, sino que tenía relieves con fines estéticos.

Historia Arquitectónica de Concepción

Mihovilovich, no obstante, señala que con el movimiento telúrico la noche del 24 de enero del 39, “hubo que sacarle la cúpula y se le puso un refuerzo de cemento para que no se viniera abajo”. Mientras, el panorama de la ciudad cambió radicalmente.

En 2004, el edificio fue reconvertido completamente en sus interiores luego del arribo de la tienda Johnson’s del gigante Cencosud. Sólo queda su fachada. “Lo transformó considerablemente (…) básicamente vaciaron el edificio. Aquí no se hizo ningún estudio histórico ni de restauración, simplemente una intervención a gran escala para poner una tienda de retail”, opina Darmendrail. Por lo demás, la empresa restauró parte de la edificación, con lo que el arquitecto considera que no se rescató su esencia.

“Es un falso histórico, porque la gente mira fotos antiguas y va a encontrar que se parecen, pero no son iguales, porque el trabajo que hizo Johnson’s fue emular la silueta y la forma original del edificio, sin detenerse en un análisis detallado”, advierte.

BioBioChile contactó a Cencosud para obtener declaraciones respecto de qué cuidados han tomado con el edificio. No obstante, desistieron referirse a las preguntas.

Para el 2010, la madrugada del 27 de febrero otro sismo de fuerte intensidad azotó la ciudad. En esa ocasión, mientras se paseaba por la ciudad, era común mirar escombros. Mihovilovich rememora que “cayó todo por el costado de Colo Colo”. Afirma, además, que la obra fue restaurada con maquetería. Otra vez un falso histórico, en definitiva, una restitución de la obra tal y como era, a pesar de que su construcción es moderna.

Inmueble de Conservación Histórica

“Hay algunos frontis que están quedando: el de la tienda Esquerré al comienzo de Barros Arana, el del Palacio Castellón (…) quedan muy pocos y se han mantenido por la imposición de no botarlos”, dice Mihovilovich. Hay diferencias. Castellón -o Mansión Urrejola, como también se le conoce-, fue declarado Monumento Histórico en 1995 con lo que quedó bajo la tutela del Consejo de Monumentos Nacionales. Palacio Hirmas, en tanto, tiene protección en el Plano Regulador Comunal (PRC) de Concepción, que lo declara Inmueble de Conservación Histórica.

“Los edificios existentes (en esta categoría) no podrán ser demolidos o refaccionados sin previa autorización de la Secretaría Regional de Vivienda y Urbanismo correspondiente”, dice la Ley General de Urbanismo y Construcciones.

Junto con el Palacio Hirmas, el PRC declara en esta misma categoría otros 36 edificios, entre los que cuentan el Arco de Medicina de la Universidad de Concepción, la Torre y el Campanil de la misma casa de estudios, la Parroquia La Merced, el edificio Esquerré y la fachada de una antigua casa de Concepción que hoy está a un costado del Mall del Centro y de la Torre del Centro, de 112 metros de altura.

“Es algo bastante contradictorio porque sólo considera la fachada. (En el caso Hirmas) la fachada se perdió dos veces y lo que tenemos ahora es un falso histórico que mantiene la idea. Por lo menos la gente va a entender que es un edificio histórico”, dice Darmendrail.

BioBioChile contactó a la Municipalidad de Concepción para explicar las implicancias de la declaración, pero hasta el cierre de este artículo no ha obtenido respuesta.

ARCHIVO | Agencia UNO | Fachada en Mall del Centro y Torre del Centro

Terminó salvándose

Ya es obvio. El Palacio Hirmas sobrevivió al incendio de 2006. El arquitecto, recuerda, estaba ahí cuando las llamas estaban consumiéndolo. Era más joven, claro. “El carro de bombas pasó por mi espalda cuando todo estaba ocurriendo”.

Luego de unas cuatro horas de intentar controlar las llamas, el único afectado, indican reportes del momento, fue una persona que debió ser trasladada hasta el Hospital Regional por la inhalación de humos tóxicos. Las llamas afectaban con fuerza a su tercer piso y a su poco rupturista cúpula rematada con aguja en una ciudad cada vez más moderna.

El edificio, con los cambios que le siguieron, terminó salvándose. Sobre el futuro, no obstante, no hay certeza. Lo único que se sabe es que, en 2020, Cencosud anunció que Johnson’s dejará de existir. La construcción, entonces, pasará a ser un Paris Express.