Nacida el 8 de noviembre de 1875 en el seno de una familia aristocrática de Xiamen, ciudad porteña del sur de China, Qiu Jin se caracterizó desde pequeña por ser diferente al resto de las niñas de su edad.

Ya desde sus primeros años comenzó a llamar la atención no sólo por escribir poesía, sino que también su marcado interés por estudiar a las heroínas marciales chinas.

Y pese a que tuvo un trágico final, marcado por la represión de la época que le tocó vivir, finalmente su nombre quedó marcado para siempre en los libros de historia.

Pero para entender la vida de Qiu Jin, hay que tener presente cómo era la sociedad de su época. Tal como recoge el sitio Amazing Women in History, la joven nació en una sociedad china fuertemente patriarcal, en la que se obligaba a las mujeres a quedarse en el hogar.

Dotada de una mentalidad diferente a la habitual de sus pares femeninas, Qiu Jin comenzó a mostrar sus primeros signos de rebeldía. Desafiando las severas normas de género, dejó de usar las vendas en los pies, práctica habitual en ese entonces que buscaba evitar que los pies de las niñas siguieran creciendo, práctica común en la clase alta y la burguesía.

 Qiu Jin
Qiu Jin

Según consigna el The New York Times, posteriormente comenzó a llamar la atención por el hecho de usar vestimenta masculina occidental. En 1904, estando ya casada y con dos hijos, decidió dejar su hogar para irse a estudiar a Japón, en dónde se uniría a las triadas que luchaban por el derrocamiento de la dinastía Qing, la cual gobernaba en China desde 1644. A su vez, se unió a otras agrupaciones revolucionarias.

Cabe señalar que su vida en pareja que tenía entonces era otra prueba del cruel destino que le había tocado, ya que su matrimonio había sido arreglado. Su marido era un hijo de un comerciante rico, con quien no tenía nada en común.

En esta época comenzarían a hacerse conocidos sus poemas, en los que abordaba los roles de género opresivos del país.

En 1905 decidió volver a China, convirtiéndose en una importante figura en pro de los derechos de las mujeres. Famosos fueron sus discursos en los que apoyaba la libertad de casarse, de educación y apuntando a la abolición del vendado de pies.

Un año después fundó un periódico feminista en los que compartía sus pensamientos así como también algunas de sus poesías. Al cabo de un tiempo fue nombrada directora de la escuela Datong en Shaoxing, la cual funcionaba como fachada para una base de entrenamiento para revolucionarios. Esto, mientras aprendía a hacer bombas.

 Qiu Jin
Qiu Jin

Así pasaría el tiempo hasta que finalmente, en julio de 1907, fue detenida en la escuela producto de un alzamiento encabezado por su primo, Xu Xilin, el cual no prosperó. Esto la llevó a ser torturada aunque de igual manera no reveló ningún secreto.

Su vida se apagó definitivamente el 15 de julio, cuando fue degollada en público en Shānyīn, acusada de conspirar para derrocar al gobierno. Tenía sólo 31 años.

Pese a su macabro final, Qiu Jin se transformó en una importante figura feminista, recordada por sus poemas y su lucha revolucionaria contra el imperio Qing. A más de 100 años de su muerte, es considerada en su país como una heroína, recibiendo el apodo de la Juana de Arco de China.

Hasta el día de hoy su tumba ubicada cerca del lago del oeste en Hangzhou es visitada por quienes quieren rendir honores a unas de las mujeres más respetadas en la nación asiática.

El obituario de Qiu Jin, así como el de otras 14 importantes mujeres, fue publicado en 2018 por el The New York Times.

Los atrasados homenajes a estas grandes mujeres fueron parte de un proyecto bautizado “Overlooked” (“Ignoradas”), lanzado por el medio norteamericano para “ofrecer obituarios de mujeres significativas” que el periódico ignoró anteriormente.

“Desde 1851, los obituarios del New York Times han sido dominados por hombres blancos. Ahora estamos agregando las historias de 15 mujeres extraordinarias”, indicaron desde el Times sobre el proyecto.