El relato llegó de parte de la cadena CNN. En el portal, una mujer de Afganistán a quien se le protegió su identidad y fue denominada Manizha, de 25 años, contó cómo vio morir a su madre luego que un grupo de talibanes ingresaran a su casa y la golpearan.
Su progenitora Najia, a quien también se le cambió el nombre por motivos de seguridad de sus deudos, estaba en su casa con sus tres hijos y Manizha en la provincia de Faryab, al norte del país, el pasado 12 de julio.
Como lo habían hecho los tres días antes, según aseveró su hija, un grupo de hombres entró a su casa para que les cocinara.
“Mi madre les dijo: ‘Soy pobre, ¿cómo puedo cocinar para ustedes?"”, contó la joven. “(Los talibanes) comenzaron a golpearla. Mi madre se derrumbó y la golpearon con sus pistolas, AK47″.
Los golpes, dijo, ocurrieron en medio de los ruegos de Manizha para que se detengan. No obstante, las heridas terminaron por quitarle la vida.
Los hombres, afirmó la mujer, se detuvieron para lanzar una granada a una habitación. Escaparon tras la explosión y las llamas.
El medio reportó que los talibanes, no obstante, negaron los hechos. Mientras, funcionarios no identificados sí confirmaron que una mujer había fallecido y que su casa había sido incendiada.
Afganistán en crisis
Los talibanes tomaron posesión de la capital de Afganistan, Kabul, el domingo. Mientras, se reportaba que el presidente afgano, Ashraf Ghani, había abandonado el país.
El grupo insurgente había estado en el poder entre 1996 y 2001, hasta la intervención de Estados Unidos. En esos momentos, tal como reportó BioBioChile, impusieron una estricta ley islámica que prohibía los juegos, la música, las fotografías y la televisión. Negó a las mujeres el derecho de trabajar y las escuelas para niñas fueron cerradas.
Según la agencia de noticias AFP, un portavoz de los insurgentes, Suhail Shaheen, dijo el lunes por la noche que las mujeres afganas no deben temer: “Su derecho a la educación también está protegido”.
Sin embargo, los talibanes siguen siendo imprecisos sobre cómo pretenden gobernar Afganistán.
Su comportamiento en las calles este martes variaba. “Algunos son amables y no dan ningún problema. Pero otros son duros (…), te empujan y te gritan sin razón”, dijo un hombre que intentaba llegar a su oficina, pasando un puesto de control talibán.
En general los habitantes de Kabul tienen miedo, pero sobre todo las mujeres, que en su mayoría no se arriesgan a salir a las calles.
Diversos testimonios son prueba de ese terror. Varias activistas afganas ya denuncian que los talibanes han empezado a ir casa por casa buscándolas y que en ciudades como Herat, previamente conquistadas, ya no permiten la educación de las niñas.