La lucha de las mujeres por la igualdad de derechos ha sido el movimiento más relevante de los últimos años. Recién el 8 de marzo pasado, miles de ellas se volcaron a las calles de diversas ciudades del mundo para marchar por dejar atrás situaciones que han puesto al género femenino en una posición inferior respecto de los hombres, en diversos ámbitos.

Sin embargo, pese a los avances, hay conductas que son parte de nuestro día a día y que incluso ni siquiera llegamos a notar. Se trata de los micromachismos, un término que acuñó Luis Bonino Méndez, psicólogo que se ha dedicado a trabajar en diversos ámbitos de la salud mental y la igualdad entre hombres y mujeres.

Según Bonino, micromachismo lo podemos definir como actitudes de dominación “suave” o de “bajísima intensidad”, formas y modos larvados y negados de abuso e imposición en la vida cotidiana. Son, específicamente, hábiles artes de dominio, comportamientos sutiles o insidiosos, reiterativos y casi invisibles que los varones ejecutan permanentemente, destaca en su artículo publicado en Revista Cibéles de España.

Pequeñas tiranías o violencia blanda, son otros términos con los que se catalogan estas conductas que, en general, no suponen intencionalidad o una mala voluntad por parte de quienes los cometen.

Sin embargo, por ser “micro” no son menos dañinos, a juicio de El País, son ejemplos de discriminación débiles e imperceptibles, pero que suceden incluso en los ambientes más progresistas. Aquí, puedes ver los 5 más comunes, esos que se cometen día a día sin siquiera notarlo.

1. “Gabriel, te dejaron de niñera, pero me gusta, tú siempre ayudas en la casa”

Una situación cotidiana en una familia es el cuidado de los niños o la realización de labores domésticas como lavar loza, hacer camas o barrer y es común que a los padres que las realizan les digan frases como “te dejaron de niñera” o “tú ayudas en la casa”.

Con palabras tan simples, que incluso pueden alabar a la persona, se desvaloriza la responsabilidad de los padres frente al cuidado de los hijos o tareas domésticas, entregando a las mujeres esta responsabilidad, porque “socialmente” ellas son las dueñas de casa y ellas son las que mejor pueden cuidar de niños.

El psicólogo español Alberto Soler Sarrió destacó en una columna titulada Yo no ayudo a mi mujer con los niños ni con la casa, que no se puede ayudar a alguien cuando se está haciendo algo que es su entera responsabilidad, consignó BioBioChile.

A juicio del profesional, los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de ambos.

Añadiendo que por lo mismo le llega a ofender cuando se hace halago de lo “mucho que ‘ayuda’ a su mujer” cuando sus hijos o su hogar igual son su responsabilidad, visibilizando una realidad que muchas veces no se ve.

2. “Ellos son Farías, Pérez, Gallardo y ella es Francisca”

Tratar a los hombres por el apellido y a las mujeres por el nombre es uno de los micromachismos más comunes, pero que, en honor a la descripción de este término, es de los más desapercibidos.

Lo destacaba en 2008 El País, cuando se cuestionaba por qué se denominaba por su apellido “Bono” al presidente del Congreso de Diputado de España, José Bono, pero por su nombre “Soraya” a la portavoz del partido del Partido Popular, Soraya Sáenz.

Esta situación confirma actitudes sexistas en el mundo mediático, político o deportivo, entre muchos, que subrayan las características femeninas como un nombre y que se pueden graficar en ejemplos sencillos como decir “Trump versus Hillary o Hillary Clinton” o “Einstein versus Marie Curie”.

Robyn Beck | Agence France-Presse
Robyn Beck | Agence France-Presse

Stav Atir y Melissa Ferguson, investigadoras de la Universidad de Cornell en Estados Unidos, realizaron un estudio que entrega cifras de estas conductas, concluyendo que, en promedio, las personas tienen más del doble de probabilidades de usar el apellido para referirse a los profesionales masculinos que a las mujeres profesionales, lo que fue publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences ( PNAS), destaca Vanguardia.

Uno de los 8 experimentos que realizaron las investigadoras fue entregar a 184 personas información sobre el trabajo en química de Dolores Berson y Douglas Berson, personajes hipotéticos. El objetivo era que se reescribiera la información en frases completas, descubriendo que tanto voluntarios como voluntarias usaron 4 veces más sólo “Berson” cuándo se referían al hombre.

3. Manspreading: El uso del espacio público

Manspreading es, cómo lo dice su traducción al español, una “extensión masculina” y se utiliza para hablar de la tendencia de hombres a abrir sus piernas mientras viajan en el transporte público, ocupando espacio del pasajero que está a su lado.

La incómoda situación representa el nulo respeto de los hombres que realizan esta acción respecto del espacio de la persona que está a su lado, una conducta que se comenzó a identificar y viralizar desde 2013.

Ese año se lanzó Men Taking Up Too Much Space on The Train (hombres que ocupan demasiado espacio en el metro), una cuenta de Tumblr que recopilaba imágenes de hombres con las piernas abiertas en los vagones de metro de Nueva York, lo que dio pie a la generación de otras publicaciones que se burlaban la situación poniendo objetos en medio de las piernas de estos hombres, pero que también muestra una situación incómoda para el resto de los pasajeros, mencionó BioBioChile.

Pero a tal punto llegó la incomodidad, que en Madrid se llevó a cabo una campaña que puso autoadhesivos en los buses de EMT, su sistema de transporte, con una imagen que invita a evitar esta conducta y respetar el espacio de los demás.

La campaña también se analizó en Chile, por parte de la exministra de Transportes, Paola Tapia, quien aseguró a Emol que se analizó replicar esta campaña, así como otras en materia de seguridad de las personas y la ocupación en el transporte público.

4. Las niñas son princesas y los niños, aventureros.

Daisy Edmonds, una niña de Wiltshire, Reino Unido, protagonizó un video que dio muestra de una situación discriminatoria que podemos ver con sólo visitar una tienda.

Con tan sólo 8 años, la pequeña criticó los mensajes que emitía la ropa que vendía Tesco, el supermercado de origen inglés que está presente en 12 países.

En el registro se muestra que Daisy busca ropa con mensajes inspiradores, sin embargo, sólo encuentra estampados con mensajes del estilo ‘Hey’, ‘Hermosa’, ‘Sé fabulosa’. Mientras que la ropa para varones tenían frases como ‘Te esperan aventuras en el desierto’, ‘Piensa fuera de la caja’, ‘Héroe’.

La madre de Daisy, quien viralizó el video, evidenció que la situación no es un problema de Tesco, la tienda a la que asistieron, sino que es algo que se ve a diario en todas las tiendas.

Un ejemplo claro son las tonalidades rosas que predominan en las vitrinas que muestran vestimenta de niñas, evocando la fragilidad o sensibilidad de estas, mientras que en el caso de los varones, el color mandante es el azul, evocando fuerza y valentía, lo que en ningún caso puede identificar a los pequeños.