“Los selfie adictos por lo general se caracterizan por estar constantemente en búsqueda de un refuerzo positivo que es el like o ‘me gusta’, es decir, las fotos retratan el estado actual de la persona, dando con ello a conocer a los demás lo bien que se está”.

Esa es una definición del problema que generan las selfies, entregada por Gonzalo Soto, psicólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Santiago, en una nota anterior de BioBioChile.

Las selfies son fotografías tomadas de tal forma que en la imagen se ve la misma persona que la capturó. En general, para lograrlo se utilizan las cámaras delanteras de los celulares. Para varios el objetivo es el mismo: más tarde, compartirlas en sus redes sociales.

Soto, experto en estos temas, ya lo explicaba. Quieren dar “a conocer a los demás lo bien que se está”. Por eso es que muchas veces se genera una dependencia que puede convertirse en adicción.

Las redes sociales predilectas para compartir imágenes son Instagram y Snapchat. Si bien esta última ha ido a la baja en cantidad de usuarios (según el portal español ABC, en el último semestre millones de internautas dejaron de usarlo), entre ambas aplicaciones alcanzan los 1.200 millones de seguidores en todo el mundo.

El gran problema es que las redes sociales ofrecen filtros que mejoran facciones y rasgos de la cara, oscureciéndola, aclarándola o quitándole manchas. Eso es lo que más preocupa a los expertos.

De acuerdo con el sitio británico de la BBC, un estudio de la Academia Estadounidense de Cirugía Facial reveló que un 55% de los especialistas vieron un aumento de pacientes porque querían verse mejor en las selfies. En tanto, el 56% notó que aumentaron los menores de 30 años dispuestos a realizarse cambios quirúrgicos.

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Estos pacientes estarían acercándose a los especialistas para cambiar su apariencia, y parecerse a las fotografías en las que aplican los filtros, una situación que preocupa a los expertos.

El doctor británico Tijion Esho, quien posee varias clínicas cosméticas en Inglaterra, fue quien acuñó el término “Dismorfia de Snapchat”, que recoge las características de estos particulares pacientes. Y aunque no se trata de una enfermedad reconocida, Esho reconoce que es un fenómeno social que está ocurriendo

Daniel Maman, cirujano plástico del centro 740 Park Plastic Surgery, especificó a la revista People que esto “ha sido una tendencia por varios años (…) mientras más la gente publique en redes sociales, más selfies se tomen y más conscientes estén de cómo lucen, más van a querer mejorar su apariencia”.

La Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps) reveló que en Chile, durante 2016, se realizaron 720 cirugías plásticas a menores de edad. Las más cotizadas fueron la rinoplastía (modelación de la nariz) y la otoplastía (reducción del tamaño de orejas).

En tanto, también en territorio nacional, 900 adolescentes se sometieron a una intervención quirúrgica con fines estéticos, lo que significó un aumento del 25% en sólo un año.