El Efecto Mandela se podría definir como el fenómeno de que muchas personas recuerdan algo de forma diferente a cómo ocurrió. Un clásico ejemplo es el de que muchos creen que la cola de Pikachu, de Pokémon, tiene la punta negra, cuando en realidad nunca la ha tenido. Y como ese, hay muchos más.

La historia nos ha entregado recuerdos imborrables, como las Torres Gemelas siendo atacadas por dos aviones comerciales, Arnold Schwarzenegger diciendo la popular frase “Hasta la vista, baby” en Terminator o a Barack Obama asumiendo como el primer presidente afroamericano en Estados Unidos.

Pese a que son momentos históricos, hay otros recuerdos de las mismas características que colectivamente creemos ciertos, pero que en la realidad fueron muy diferentes o simplemente, no existieron.

Y no, no es que vivamos en un universo paralelo o que estemos siendo comandados por la Matrix, sino que se trata del popular Efecto Mandela.

La historia del Efecto Mandela

El Efecto Mandela se podría definir como el fenómeno de recordar algo, pero de forma diferente a como ocurrió, como explica el portal Vice. Su origen viene de historias en internet que aparecieron desde 2009 y que decantaron en la creación del sitio web mandelaeffect.com, que recopila historias sobre este fenómeno.

Su nombre responde a la creencia colectiva de muchas personas respecto de la historia de Nelson Mandela, el activista contra el Aparheid en Sudáfrica y presidente de este país entre 1994 y 1999.

Según algunos, Mandela habría muerto en los años 80 mientras estaba en la cárcel, por lo que consideraron que sus funerales de Estado y todos los homenajes que le realizaron en 2013, cuando realmente falleció a causa de una infección respiratoria, no podrían haber ocurrido, consigna la revista GQ.

Acorde a la misma publicación, la situación se habría dado porque los creadores del Efecto Mandela mezclaron a los dos líderes del movimiento Aparheid en Sudáfrica, Mandela y Steve Biko, líder del movimiento Black Consciousness y quien efectivamente murió en una celda en 1977.

Walter D.| Agence France-Presse
Walter D. | Agence France-Presse

Respecto del fenómeno, las teorías conspirativas no han faltado y pueden responder a lo más increíble de la ciencia ficción.

Un ejemplo, según Vice, es que algunos afirman que vivimos dentro de una simulación controlada por un ordenador cuántico y estamos suspendidos en un más allá digital defectuoso, tal como en la película The Matrix, la trilogía de ciencia ficción protagonizada por Keaune Reeves, donde una modificación de algo importante causaba un Déjà vu.

También se atribuye a algún evento cósmico masivo, que generó que recordemos las cosas de forma diferente, porque el universo era diferente anteriormente, destaca GQ.

Según esta teoría, el tiempo pasa y no es que haya factores externos que generen un cambio en lo que recordamos, sino que la realidad que vivimos no es la que nos corresponde. Sin embargo, pese a que el Efecto Mandela se generó hace muy pocos años, la realidad es que es algo que se estudia desde hace décadas.

Situaciones “Mandela”

Hay varias situaciones en las que se puede ver este efecto, pero hay muchas que son emblemáticas y que probablemente te sorprendan.

Un ejemplo claro son las imitaciones inspiradas en Tom Cruise cuando bailó en la película Ricky Business al ritmo de Old Time Rock and Roll.

La situación siempre es similar, cualquier elemento que sirva como micrófono, calcetines, ropa interior y -lo más importante- una camisa blanca o lentes oscuros, como vemos en la imitación de Ricky Martin para Lip Sync Battle.

O esta escena de Glee, cuando el coro estudiantil interpreta Danger Zone y el clásico que todos identifican con Tom Cruise.

Sin embargo, la realidad no es así. Si bien Cruise efectivamente canta una canción de Bog Seger Old y está sólo en camisa y ropa interior, hay dos detalles relevantes. La camisa que llevaba era rosada y nunca llevó lentes oscuros.

Pero ¿a qué podemos atribuir este recuerdo? Dos escenas particulares se grabaron así en su origen, la imitación que realiza el mayordomo de The Nanny, Niles, mientras disfruta de estar solo en casa.

O el baile de Alf, el extraterrestre protagonista de la serie homónima, que si bien lleva una camisa azul, tiene los característicos lentes negros que muchos recuerdan.

Otra situación tiene relación con la frase más exitosa de La Guerra de las Galaxias y probablemente, la más famosa del cine: “Yo soy tu padre”.

Muchas personas declaran haber escuchado “Luke, yo soy tu padre” cuando la frase que dijo Darth Vader en El Imperio Contraataca es “No, yo soy tu padre” sin mencionar a Luke, como podemos ver en esta escena que, curiosamente, se titula como “Luke, yo soy tu padre” en YouTube.

Otros ejemplos tienen relación con cómo recordamos ciertos personajes o nombres. Por ejemplo, el banquero de Monopoly con un característico monóculo, que en realidad nunca llevó.

Notinerd
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La forma en que se escribe Looney Tunes, que mucha personas atribuyen a que se escribe tal como suena Looney Toons.

Notinerd
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O la cola Pikachu, que nunca tuvo la punta negra, situaciones que podemos aludir a la cultura que absorbemos constantemente, con constantes gráficas diferentes, malas imitaciones o tantas otras variables que generan este efecto.

Notinerd
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Esto no es algo nuevo.

Como mencionamos anteriormente, el Efecto Mandela se estudia hace muchos años, claro que bajo un parámetro diferente y el nombre de Recuerdos Falsos, que es una forma en que la memoria humana reconstruye recuerdos cotidianos, ya que nuestra visión del mundo cambia constantemente. BBC destaca dos ejemplos con los experimentos de investigadoras, que pudieron generar estos recuerdos falsos en personas.

Elizabeth Loftus, quien en 1994 generó un experimento que logró convencer a un cuarto de los participantes que se habían perdido en un centro comercial siendo pequeños y Kimberly Wade, quien logró algo similar gracias a fotografías manipuladas para convencer a un grupo de personas de que volaron en globo durante su infancia.

Según Wade, la capacidad de generar estas memorias se alude a que hay demasiada información para absorber y tenemos “huecos”, ya que no somos capaces de absorber todo. Ante esta situación nuestra memoria rellena esos espacios con lo que sabemos y de lo que tenemos conocimiento, por lo que se genera una distorsión de estos recuerdos.