¿A quién no le gustaría irse de vacaciones y tener pasajes premium en un avión? Y es que los servicios entregados en esta zona distan bastante de lo que les entregan a quienes van en clase económica. Sillones amplios, televisores y comida gourmet, son algunas de las regalías en primera clase.

Pero claro, si comparamos los precios generalmente suben bastante, por lo que no todo el mundo puede acceder a ellos.

No obstante, de acuerdo a investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (ASU, por su sigla en inglés), no poder comprarse un pasaje de avión premium no sería un gran problema, puesto que ayudaría a evitar contagiarse de enfermedades que incluso podrían resultar mortales.

Lo anterior, ya que la mayoría de las aerolíneas disponen los asientos de tal forma que los pasajes más caros se sienten en los primeros lugares del avión, mientras que los más baratos, al último. Es justamente esto lo que podría costar muy caro… más caro que los pasajes.

ASU
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De acuerdo al estudio de la ASU, en el que indagaron diferentes tipos de escenarios de embarque mediante modelos matemáticos, definieron cómo se propaga una enfermedad y quiénes son quienes están más expuestos.

Los resultados evidenciaron que quienes se sientan en los primeros asientos, son los que tienen más riesgo de contagiarse de un virus si es que sube un pasajero portador. Esto, puesto que por ejemplo, un viajero de la fila 20 debe estar en contacto con todas la filas anteriores, al menos durante varios segundos.

Para evitar estos riesgos, los especialistas propusieron un sistema en el que existan dos puertas de embarque al mismo tiempo. De esta forma, aseguraron que se podrían reducir los riesgos de contagio en un 27%.

De acuerdo al estudio, los resultados más prometedores son sus aplicaciones para escenarios fuera de un avión, ya que podría entenderse la transmisión de enfermedades en otros lugares concurridos como metros, micros y aeropuertos.