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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Un rinoceronte blanco nacido en Chile, Atanasio, fue trasladado a Brasil en una operación de alta complejidad que combinó transporte terrestre, aéreo y aduanero. Liderada por Sparx Logistics, con apoyo de LATAM Cargo y autoridades de ambos países, este proyecto de conservación de especies amenazadas llevó al ejemplar desde Bioparque BuinZoo hasta Zooparque de Itatiba. El traslado de más de 2.600 km requería múltiples autorizaciones y normativas internacionales, con énfasis en el bienestar del animal. El contenedor especializado, diseñado para las necesidades de Atanasio, garantizaba condiciones óptimas durante las 16 horas y media de viaje.

Recientemente, un rinoceronte blanco debió ser trasladado desde Chile hasta Brasil, en una operación calificada de alta complejidad, que combinó transporte terrestre, aéreo y aduanero, bajo “estrictos estándares internacionales”, ¿sabes cómo lo hicieron?

En concreto, se trató de más de un año y medio de preparación para que Atanasio, el primer rinoceronte blanco nacido en Chile y uno de los tres únicos nacidos bajo cuidado humano en toda América Latina, viajara más de 2.600 kilómetros, en el marco de un proyecto de conservación de especies amenazadas en Sudamérica.

El ejemplar, proveniente del Bioparque BuinZoo, viajó el martes 2 de diciembre rumbo al Zooparque de Itatiba (São Paulo), gracias a la operación liderada por Sparx Logistics, y que también contó con la colaboración de LATAM Cargo y diversas autoridades de ambos países.

Cómo fue el viaje de Atanasio desde Chile a Brasil

Según reporta el medio Metropoles de Brasil, el rinoceronte blanco, especie a la que pertenece Atanasio, se encuentra en peligro de extinción. Se estima que existen entre 17.000 y 19.000 ejemplares en el mundo, de los cuales 743 se mantienen en zoológicos . En estado salvaje, la caza indiscriminada y la destrucción del hábitat causan la muerte de más de mil animales al año.

De acuerdo a lo consignado en un comunicado, el proyecto requirió coordinar múltiples autorizaciones y normativas. Al tratarse de una especie protegida por la Convención CITES, el traslado exigió permisos de exportación e importación tanto de Chile como de Brasil, además de certificados zoosanitarios y autorizaciones ambientales y aduaneras.

Adicionalmente, el transporte aéreo debía cumplir con la normativa internacional, que define el tipo de contenedor permitido, la ventilación, las condiciones térmicas y los tiempos máximos de exposición durante el vuelo. Pero para Juan Manuel Rojas, CEO global de Sparx, lo más importante era asegurar “que cada decisión priorice el bienestar del animal”.

Durante el proceso, la compañía también facilitó la interlocución con la embajada de Brasil y con organismos regulatorios para acelerar revisiones clave y asegurar que cada documento estuviera aprobado en los plazos exigidos.

La jaula especial para el rinoceronte blanco

En ese sentido, el contenedor especializado, una jaula completamente metálica, contaba con 3,65 metros de largo, 1,65 de ancho y 2,00 metros de alto, diseñada para sostener el peso, comportamiento y necesidades de Atanasio.

Cada fase del trayecto fue definida con foco en reducir al mínimo movimientos, tiempos de espera y variaciones ambientales que pudieran generar estrés en el rinoceronte blanco. Para ello, se trabajó de manera estrecha con el equipo veterinario, que definió rutinas de descanso, hidratación, control de temperatura y manejo del estrés.

“Una operación así no se puede improvisar: requiere planificación milimétrica, capacidad técnica en terreno y equipos altamente especializados. Nuestro compromiso es asegurar que cada metro del recorrido esté diseñado para proteger al animal”, añadió Juan Manuel Rojas.

El recorrido total consideró el traslado escoltado desde BuinZoo al Aeropuerto de Santiago, el vuelo carguero a Viracopos (Campinas) y un último tramo terrestre hasta el Zooparque de Itatiba. En total, el viaje tomó alrededor de 16 horas y media y superó los 2.600 kilómetros.

Durante todo el trayecto, carga, inspecciones, tránsito y descarga, se realizaron controles veterinarios permanentes para monitorear hidratación, temperatura corporal y nivel de estrés.