Romy McCloskey es una diseñadora oriunda de la ciudad de Savannah, Estados Unidos. La mujer ganó fama en redes sociales luego de compartir una notable acción: realizó una cirugía reconstructiva a una mariposa que tenía un ala rota.

Romy, con anterioridad, se había comprometido a cuidar a los insectos que llegaron a su casa junto a la que presentaba defectos… y sabía que debía hacer algo.

Así fue como decidió convertir su cuarto en una “sala de operaciones” y realizar la complicada intervención.

Con una toalla, cemento de contacto, un mondadientes, un colgador de alambres, un bastón de algodón, tijeras, pinzas, y un ala extra de otra mariposa que había muerto días antes, comenzó a ingeniárselas para ayudarla.

En Facebook, la profesional compartió su experiencia asegurando que sólo buscaba ayudar. “Aquí está un antes y después en las fotos, con un poco de explicación bajo cada una”, escribió, comenzando a narrar la historia, junto a imágenes que mostraban la evolución del insecto.

“Cuando esta pequeña se presentó a mí con alas tan desgarradas y dañadas, lo puse en mi página personal de Facebook. Yo estaba con el corazón roto por la idea de tener que dejarla morir. Entonces un amigo me envió un video sobre la reparación de alas. Pensé, ya que hago tanto diseño, corte y realización de disfraces… podría hacer esto”, recordó.

No tenía ni idea de qué hacer, aparte de tenerlos en un tanque de cristal, darles de comer, y esperar, continuó.

Luego de informarse respecto de cómo debía realizar el trasplante de ala, Romy procedió a hacerlo.

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Y, con un poco de paciencia, logró “pegarle” el ala afectada a la mariposa. “¡Ta-Da! ¡Ha terminado! Pueden ver que las líneas negras en el ala superior derecha no coinciden con el 100 %, y si miras a su ala inferior derecha falta el punto negro que indica sexo masculino. Oh, y el blanco en su ala es el talco”, explicó.

Además, aseguró que el insecto no sintió ningún tipo de molestia, pues comparó sus alas con las uñas o el cabello humano: “No tienen receptores del dolor”, afirmó.

A los días, Romy tomó a la mariposa y la sacó a su patio. Así terminó esta historia:

“¡Un descanso rápido, y luego se fue!”, escribió.

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