Actualmente, cinco países gozan de poder de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

En el complejo entramado de relaciones internacionales, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) tiene como objetivo mantener la paz y la seguridad a nivel global. Así lo establece su declaración oficial en su sitio web, que además señala que ”todos los Miembros de la ONU convienen en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad”.

Actualmente, el organismo tiene 15 miembros, de los cuales cinco son permanentes, quienes además ostentan el privilegio del veto. ¿Por qué existe este recurso y qué países lo tienen?

El origen del poder de veto en el Consejo de Seguridad

El Consejo de Seguridad de la ONU, al igual que la institución misma, fue creado tras la Segunda Guerra Mundial. Esto, como un mecanismo para mantener la paz y la seguridad internacionales. Tiene 15 miembros: 5 de ellos son permanentes y 10 de ellos son electos por la Asamblea General por un período de dos años.

Los 10 puestos no permanentes son escogidos según una distribución geográfica: 5 asientos para África y Asia; 1 para Europa Oriental; 2 para América Latina y el Caribe; y 2 para Europa Occidental y otros Estados (Australia, Canadá, Israel y Nueva Zelandia).

Sus miembros permanentes, también conocidos como los “Cinco Grandes” fueron designados en función de su estatus como potencias aliadas victoriosas en la contienda bélica. Entre ellos figura Estados Unidos, al ser una de las principales potencias mundiales, así como una de las naciones fundadoras y líderes en la creación de la ONU.

Lee también...

El poder de veto, según explica el Consejo en su sitio web, es una prerrogativa que permite a cualquiera de estos cinco miembros bloquear cualquier resolución sustantiva, y se concibió como un mecanismo de equilibrio de poderes.

Sin embargo, la responsabilidad que conlleva este poder ha sido objeto de controversia en numerosas ocasiones. Algunos críticos argumentan que esta capacidad permite a Estados Unidos, y a los demás miembros permanentes, actuar en función de sus intereses nacionales sin rendir cuentas ante la comunidad internacional.

Por su parte, los defensores del sistema sostienen que el veto es esencial para preservar la estabilidad y evitar decisiones precipitadas que podrían tener consecuencias graves a nivel global.

Otros países con poder de veto

Además de Estados Unidos, otros cuatro países gozan del poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cada uno de ellos, por razones históricas y geopolíticas.

China: Con una larga historia y una creciente influencia económica y militar, China se convirtió en uno de los “Cinco Grandes” en 1971.

Rusia: Heredera de la antigua Unión Soviética, Rusia asumió su lugar como miembro permanente en 1991 tras la disolución de la URSS. Conservó el derecho de veto como sucesora legal de la Unión Soviética.

Francia: Como uno de los países fundadores de la ONU y una potencia europea con un papel destacado en la historia mundial, Francia ha mantenido su estatus desde la creación del Consejo de Seguridad.

Reino Unido: Al igual que Francia, el Reino Unido ha sido miembro permanente desde la creación del Consejo de Seguridad de la ONU, reflejando su importancia histórica y su contribución a la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial.

Un sistema en constante debate

A lo largo de los años, ha habido llamados a reformar el sistema de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los críticos argumentan que este mecanismo puede obstaculizar la capacidad del organismo para abordar crisis y conflictos de manera efectiva, ya que una sola nación puede bloquear cualquier acción propuesta.

Este debate ha llevado a propuestas para expandir el número de miembros permanentes o limitar el uso del veto en ciertas circunstancias, pero hasta ahora, no se ha llegado a un acuerdo definitivo.

Cualquier intento de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU es un proceso complejo y delicado, puesto que requiere el consenso de los miembros permanentes, quienes, naturalmente, pueden ser reacios a ceder parte de su influencia.

Por ejemplo, el Secretario General de la ONU, António Guterres, instó recientemente a los países a reformar el Consejo de Seguridad, puesto que “reflejan las realidades políticas y económicas de 1945”.

“No me hago ilusiones. Las reformas son una cuestión de poder. Sé que hay muchos intereses y agendas contrapuestos”, agregó.