El incendio devoró totalmente las 138 viviendas del edificio residencial.

En la ciudad española de Valencia, un devastador incendio cobró la vida de al menos 10 personas, dejando en ruinas el edificio de viviendas donde se originó. La tragedia, que tuvo lugar en el barrio de Campanar, se propagó con una velocidad asombrosa, atribuida a factores como el viento y una característica arquitectónica particular.

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El fuego, que se inició en el octavo piso de un edificio de 14, se extendió rápidamente impulsado por vientos de hasta 60 kilómetros por hora, según informes de la oficina meteorológica nacional Aemet. Expertos indicaron que la infraestructura estaba revestida con un material altamente inflamable, específicamente poliuretano, lo que explicaría su rápida propagación.

No obstante, otro fenómeno conocido como “el efecto chimenea” ha emergido como un factor crucial en la rápida expansión del incendio, según declaraciones del presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia (COAV), Luis Sendra.

Efecto Chimenea: un factor clave en la propagación del fuego

Según explicó BBC Mundo, el edificio, construido en 2005, se benefició de una fachada ventilada diseñada para mejorar las condiciones térmicas. Sin embargo, esta característica, aunque eficaz para controlar la temperatura en verano, demostró ser un catalizador para la propagación del fuego.

La fachada ventilada, que consiste en la construcción de una doble capa exterior no estanca, crea una pequeña cámara de aire que actúa como una especie de chimenea ascendente. Según el experto, este espacio propicia el intercambio de aire caliente proveniente del fuego con el aire exterior de menor temperatura y densidad, generando el efecto chimenea.

Lo anterior ocurre por la diferencia de densidad del aire según su temperatura: el aire caliente tiende a elevarse, y el aire frío a descender. La presión creada en este conducto entre la fachada y el revestimiento no sellado, así como en otros conductos de humo y aberturas arquitectónicas, aceleró la propagación de las llamas hacia arriba del edificio.

“Lo que suele ser un impulsor natural de la ventilación también lo es de los incendios, arrastrando las llamas hacia arriba del edificio si no hay barreras anti fuego en el camino”, explicó el medio británico.

El impacto del “efecto chimenea” es evidente en diversos contextos. En la tragedia londinense de la Torre Grenfell en 2017, donde perdieron la vida 72 personas, este fenómeno se manifestó de manera similar. La fachada ventilada, aunque diseñada con la intención de mejorar las condiciones térmicas, se convirtió en un conducto para la rápida propagación del fuego.