Las filas interminables a tempranas horas en diversos comercios por conseguir los traviesos duendes mágicos son postales difíciles de olvidar de la sociedad prepandemia. Ahora un fenómeno similar se ha dado con el álbum del mundial de fútbol en que niños y adultos se reúnen a intercambiar láminas para completarlo. No obstante, ambos comportamientos tendrían una razón psicológica.

Antes del inicio de la pandemia era usual ver a gran cantidad de personas haciendo filas kilométricas y desde altas horas afuera de diversos comercios para conseguir los “duendes mágicos”, la nueva Bratz o la Barbie de moda, algo similar ocurrió con las muñecas LOL y actualmente con el álbum del mundial de fútbol.

Estos comportamientos pueden estar acompañados de gastos fuera del presupuesto e incluso altercados entre clientes para conseguir el producto esperado, lo cual suscita críticas y reprobación. No obstante, esto podría tener respuesta en la psicología.

Sentido de pertenencia

Frente a esto, el psicólogo de RedSalud, Luis Rozas, explicó a BioBioChile que este comportamiento tiene relación con un fenómeno psicosocial.

“Por un lado, existe una tendencia a ostentar y adquirir elementos materiales”, explica, lo que puede funcionar como un método para ingresar a ciertos círculos sociales y así lograr el sentido de pertenencia, identificación y aceptación.

“Marca de necesidad”

En contraste, el tener este tipo de objetos puede responder a una “marca de necesidad”. De acuerdo al profesional, esta se puede dar cuando “la nueva conformación de la estructura familiar, con papás más ausentes en el día a día, se busca compensar esta ausencia”.

De esta forma, “se hace lo que sea con tal de lograr la felicidad por medio de estos objetos materiales. El hacer filas y sacrificarse durante horas va en esa línea”, explica Rozas.

Compras emocionales

La necesidad imperiosa de conseguir este tipo de productos e incluso esperar horas a la intemperie por tenerlos puede obedecer a un tipo de compra “emocional”, detalla el experto.

“Lo que ocurre en estas fechas en muchas familias es que la motivación por comprar en Navidad no nace tanto de una necesidad racional, sino de una compra más emocional. Tanto del placer de adquirir algo que es deseado como por el compromiso por cumplir con los demás”, afirma.

No obstante, este tipo de compras también pueden estar motivadas por ciertos factores externos: “Cuando entramos en un centro comercial rodeado de adornos navideños, música, luces y sonidos, tenemos una serie de estímulos que finalmente nublan el pensamiento racional y conducen a que las personas compren sin pensar en lo que realmente necesitan“.

Dentro de las compras emocionales también cobra un importante rol la ansiedad por adquirir estos objetos, dice Rozas. “La gente no sigue procesos, no espera, y esa impaciencia hace que muchas veces se precipiten en compras que terminan en objetos guardados o que se ocupan una sola vez“, añade.

Por tanto, estas terminan siendo adquisiciones poco racionales y realizadas por consumismo, dice el psicólogo.

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Respuesta a carencias afectivas

Por último, el profesional explica que detrás de este tipo de compras puede haber “carencias afectivas” a las que se responde comprando. “Para ciertas personas, comprar les mejora la autoestima y los ayuda a calmar sus frustraciones o ansiedades”, comienza explicando.

A lo que agrega: “Hay que tener en cuenta que las compras alimentadas por la ansiedad llevan a hacer todo lo posible para calmar esta sensación, incluso hacer filas durante horas, a comprar mucho más de lo que uno necesita o está en el presupuesto“.